Durante el sepelio de Henry Ruesta Ramírez, joven que fue asesinado por un policía del área de inteligencia, un grupo de desadaptados aprovechó el momento para atacar la comisaría. Los objetos contundentes cayeron sobre el féretro y la madre del occiso tuvo que en la dependencia policial.
En medio de gritos y arengas, un nutrido grupo de familiares, amigos, vecinos, conocidos y compañeros taxistas de Henry Ruesta participaron de su sepelio, que llegó hasta la comisaría de Talara Alta, donde realizaron una bulliciosa protesta para exigir que el caso no quede impune y que el agente policial acusado del crimen sea sancionado con todo el peso de la ley.
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El comisario local, Gustavo Telles, atendió a la madre del occiso, Mónica Ramírez, y otros familiares, a quienes les informó del avance de las investigaciones y negó cualquier tipo de encubrimiento afirmando que la PNP busca intensamente al SO3PNP Jeyner Miranda Cépeda y a Irving Castillo Peña, (a) “Loco Bayron”, para poder esclarecer los hechos.
El momento fue aprovechado por un grupo de desadaptados que sin importar que la mamá de la víctima y el féretro estaban en la puerta de la comisaría, comenzaron a lanzar piedras y otros objetos a la delegación policial, ante lo cual los policías pusieron a buen recaudo a Mónica Ramírez, mientras que el féretro fue colocado inmediatamente en la carroza fúnebre.
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