Las actividades se concentran solo a nivel familiar. (Foto: Referencial)
Las actividades se concentran solo a nivel familiar. (Foto: Referencial)

Por segundo año consecutivo, los alferados de la , se verán que aglomeren a los creyentes, en una fecha que era tradicional para el pueblo chiriwano.

Con motivo de la pandemia, las actividades se concentran solo a nivel familiar, según se pudo apreciar en las redes sociales. Es bueno recordar que esta celebración fue declarada como Patrimonio Cultural de la Nación desde el año 2015.

La festividad está adornada por la música de los sicuris,  pulipulis, chiriwanos y otros. “La celebración se inició con el descubrimiento de una cruz enterrada en las faldas del cerro Pocopaka, lugar sagrado desde épocas prehispánicas”, precisó la municipalidad huancaneña.

Tradiciones

En tiempos ordinarios, en la madrugada del 1 de mayo previo el “albazo” con bombardas, todas las cruces se reúnen en el atrio de la iglesia y suben al cerro Pocopaka llevadas por una multitud de fieles que se turnan para cargar las cruces para purificar el alma y reconciliarse con la divinidad. Luego, en el cerro se realizan rituales de agradecimiento a la tierra en honor de las cruces y el apu.

El 2 de mayo se realiza la feria de las alasitas y las cruces descienden del cerro para recibir una misa de honor y pasar la noche en la Iglesia Santiago Apóstol, mientras el júbilo y los fuegos artificiales reinan en la ciudad.

Día central

Mientras que el día central, 3 de mayo,  se recibe con veintiún camaretazos que invitan a asistir a la Misa de Fiesta. Las cruces, adornadas para la ocasión por los alferados y sus colaboradores, reciben la bendición del párroco, posteriormente salen en procesión por las calles seguidos por los sicuris, chiriwanos, puli pulis y kaperos.

En este día se presentan a los nuevos alferados quienes reciben la bendición del párroco y las felicitaciones del público asistente, “cada nuevo alferado se hace cargo durante el año del mantenimiento de la cruz de su parcialidad, asimismo en esta ocasión se sellan los pactos de colaboración y compadrazgo, también denominados ap’jatas, para la fiesta del próximo año”.

El final de fiesta es entre el 4 y 5 de mayo, cuando se realiza una nueva misa y  visita a los nuevos alferados, quienes se encargaran de la organización para el siguiente año.

Las actividades concluyen con un baile general en las calles de Huancané despidiendo la fiesta hasta el próximo año.