“Aún falta mucho por hacer, el Perú es grande, nuestra cocina no solo está en Lima, somos distintos pero también similares y eso es parte de nuestra grandeza”, escribe Jimena Agois, fotógrafa y periodista gastronómica.
“Aún falta mucho por hacer, el Perú es grande, nuestra cocina no solo está en Lima, somos distintos pero también similares y eso es parte de nuestra grandeza”, escribe Jimena Agois, fotógrafa y periodista gastronómica.

Faltan pocos días para despedir este 2024, un año intenso, cargado de noticias gastronómicas que valen la pena recordar ahora que estamos a puertas de un nuevo año.

Este 2024 hemos vuelto a hablar de gastronomía abiertamente en espacios como ¨T´impuy¨. Un encuentro especial que tuvo lugar en el marco de la reunión del Consejo Internacional del Basque Culinary Center. Una jornada que buscó sacudir el debate sobre lo que cocinamos, comemos y el impacto de cuánto gira a su alrededor. Volvimos a ser el epicentro de la gastronomía a nivel mundial, cocineros de muchas partes del mundo llegaron a nuestro país donde figuras locales como Gastón Acurio y Pía León fueron los anfitriones. Se habló del mar, y la promoción de buenas prácticas marinas; del valor de la educación gastronómica y la especialización, de las abejas y su relación con la gastronomía, entre otros interesantes e importantes temas.

Volvió a suceder a fines de año en el marco de la Feria Perú Mucho Gusto, la primera que se realiza en Lima y que superó las expectativas de sus organizadores, recibiendo alrededor de 180000 personas. Lo académico tomó importante relevancia cuando en diversas mesas de diálogo se juntaron antropólogos, pescadores artesanales, filósofos, chefs, periodistas y más profesionales multidisciplinarios para reflexionar sobre la gastronomía en Perú hoy.

Nuestra cocina y sus cocineros han seguido brillando este año que se va. Maido no sólo celebró por todo lo alto sus 15 años, sino que este 2024 fue el restaurante peruano mejor posicionado en el ranking de The World’s 50 Best Restaurants, donde obtuvo el puesto número 5. Además, en su versión latinoamericana, el restaurante de Mitsuharu Tsumura obtuvo el puesto al segundo mejor restaurante de la región. Kjolle de Pía León ocupó el puesto cuatro, siendo la primera cocinera en llegar a los primeros puestos de la lista, y Rafael, el restaurante de Rafael Osterling, recibió el premio al “Mayor Ascenso” al subir al puesto 19 de la lista.

Por su parte, los chicos de Lady Bee, este pequeño bar ubicado en Miraflores, se posicionó en el puesto 16 de la lista de los mejores bares del mundo. Y Carnaval, de Aaron Diaz, obtuvo el puesto 69. Demostrando que nuestra cocina y ahora también nuestra coctelería, avanzan.

La gastronomía peruana no deja de crecer, hubo interesantes aperturas este año, comenzando por Melange de Heine Herold con su sazón juguetona y sus porciones contundentes. Continuamos con Frina, la propuesta con toques asiáticos de Francesca Ferreyros que tanto ha gustado y seguimos con Awa, el restaurante inspirado en la cocina amazónica de Aldo Yaranga que, si aún no han visitado, deberían.

Pero son muchas más. Francesca Ferreyros cerró el año con “Entre migas”, una cafetería amplia y sabrosa en San Isidro. Jorge Muñoz se fue hasta Cusco y abrió Oqre en el hotel Monasterio, Ricardo Goachet encontró finalmente un espacio para su tan querido Verbena, las mesas especializadas llegaron con Candelo, de Renzo Miñan de cocina popular, si les gustan los anticuchos, sánguches y corazones de pollo, dense una vuelta. Hayaq para los amantes de la cocina marina y Ochaya un local de pastelería fina con toques nikkei ubicada en Miraflores. Francesco De Sanctis trajo un pedacito de Piura a la capital y abrió Alegría Picantería. Entre otras aperturas más.

Nuestro país avanza, a pesar de sus problemas y tropiezos, avanzamos en modo automático, y la gastronomía, aunque no lo creamos crece, sigue moviendo un sector importante de nuestra economía. Pero quedan muchos pendientes: salud mental, brechas laborales, horarios, reconocimiento de la labor campesina y productora. La falta de lo público que jamás podrán reemplazar los privados. Aún falta mucho por hacer, el Perú es grande, nuestra cocina no solo está en Lima, somos distintos pero también similares y eso es parte de nuestra grandeza. Ojalá comencemos más a ver lo nuestro y no imitar lo que es tendencia fuera y en redes.

Hay mucho camino por recorrer y hoy más que nunca es necesario mantener la unidad y el trabajo que tanto ha caracterizado a nuestra cocina. Se cierra un año más y llega el momento de chocar las copas.

¡Feliz 2025 para todos!