El amaro es uno de los licores más complejos y versátiles del mundo. De origen italiano, su nombre —que literalmente significa “amargo”— no debe intimidar: detrás de esa definición hay una enorme diversidad de estilos, aromas y usos que lo han convertido en un favorito tanto para bartenders como para consumidores curiosos que buscan algo más que lo dulce.
¿Qué es el amaro?
El amaro es un licor herbal elaborado a partir de la maceración de hierbas, raíces, cortezas, flores y cítricos en alcohol, al que luego se le añade azúcar o jarabe. Cada receta es secreta y suele tener un fuerte arraigo regional y familiar. El resultado es un licor de sabor amargo-dulce, con capas aromáticas que pueden ir desde lo medicinal y especiado hasta lo floral, cítrico o terroso.
Su graduación alcohólica varía generalmente entre 16% y 35%, aunque existen excepciones más potentes.
Su historia
Aunque su popularización llegó en el siglo XIX, el amaro tiene raíces antiguas. Monjes y boticarios italianos preparaban infusiones de hierbas con fines medicinales, especialmente digestivos. Con el tiempo, estas fórmulas se refinaron, se endulzaron y pasaron del botiquín a la mesa, convirtiéndose en el digestivo por excelencia en Italia.
Principales estilos de amaro
Algunos de los estilos más comunes son:
- Amaro ligero: Más suave y accesible, con notas cítricas y herbales. Ideal para iniciarse.
- Amaro alpino: Elaborado con hierbas de montaña, suele ser más seco y balsámico.
- Amaro intenso o amaro-fernet: Muy amargo, con sabores medicinales, mentolados o especiados.
- Amaro caramelizado: Más oscuro, con notas tostadas, cacao, café o caramelo.
- Amaro de alcachofa u otros vegetales: Sorprendente y muy gastronómico.
¿Cómo se toma el amaro?
Una de sus mayores virtudes es la versatilidad:
- Solo y frío, como digestivo después de las comidas.
- Con hielo, para suavizar su intensidad.
- Con soda o tónica, una opción fresca y ligera.
- En cócteles, donde aporta profundidad y carácter (Negroni, Black Manhattan, Spritz amargo, entre otros).
- Con café, especialmente en estilos más intensos.
¿Cómo elegir un buen amaro?
Para quien se inicia, conviene empezar con amaros equilibrados y menos amargos, con notas cítricas o dulces. Si ya se tiene experiencia, se puede explorar perfiles más secos, herbales o potentes. Leer la etiqueta, conocer su origen y preguntar por los botánicos predominantes ayuda a encontrar el estilo ideal.
“En nuestra búsqueda llegamos a la conclusión que queríamos hacer un amaro ligeramente equilibrado en amargor, pero con mucho aroma. El 60% de nuestra composición es a base de componentes aromáticos y solamente un 40% son componentes amargos. Queríamos buscar un amaro fácil de tomar para el público peruano”, comenta Jair Rosas, dueño de Don Asencio.
Conservación del amaro
El amaro no necesita refrigeración estricta, pero guardarlo en un lugar fresco y oscuro ayuda a preservar sus aromas. Una vez abierto, mantiene bien sus cualidades durante meses. Servirlo en copa pequeña o vaso corto permite apreciar mejor sus matices.
Hoy, el amaro vive un renacimiento global. Nuevas marcas artesanales, reinterpretaciones modernas y su creciente presencia en la coctelería contemporánea lo han sacado del rol exclusivo de digestivo. Es un licor que invita a beber despacio, a descubrir capas y a entender que el amargor también puede ser placentero.





