San Bartolo. Ruta a nuestros orígenes
San Bartolo. Ruta a nuestros orígenes

Cuántas veces los limeños habremos pasado por la playa San Bartolo, sin imaginar que a menos de 50 km., se encuentran los vestigios de una cultura milenaria que dio origen a la cerámica en el mundo andino. Los hombres y mujeres de la cultura Curayacu - que en quechua significa agua que cura-, dieron origen a ese viaje iniciático que dio forma a nuestro vínculo con el alimento, mediando el barro y el fuego lograron que sus primeros sabores inscriban para siempre en nuestro ADN verdades esenciales que estructuran nuestra identidad. Nuestra civilización en un acto culinario.

Cuántas veces nos habremos privado la oportunidad única de bañarnos en las mismas aguas donde el Inca Pachacútec en pleno florecimiento del Tawantinsuyo se detuvo con su séquito a tomar un descanso y que una vez respuesto de un agotador recorrido previo por los andes, bautizara este lugar en runa simi como las aguas que curan.

Cuántas veces podremos compartir el mismo paisaje de postal, respirar la misma brisa y retomar ese diálogo que hace cientos de años un Inca tuvo con la diosa del mar. No se escogen los lugares predilectos se es requerido por ellos. Somos atraídos por elementos que nos contienen y animan. En palabras de Onfray, antes, durante y después de un viaje, se descubren verdades esenciales que estructuran nuestra identidad.

HISTORIA. Cuantas veces salimos al sur sin tomar conciencia que todo viaje recrea una poética propia, y que el mundo que dejamos brevemente no se pierde, adquiere nuevos relieves, se colorea y se nos revela premonitoriamente. Tras un año agotador, doloroso y de mucho aprendizaje la receta de Pachacutec nos sugiere un cambio de piel. Cuántas veces escuchamos y dimos como referencia el nombre de este balneario y no sabíamos que fue el nombre de un Santo que recorría las costas desde la Libertad hasta Ica y que en una apuesta al mismo diablo, se la ganó de un solo salto hasta el cerro que lleva el nombre en su honor: San Bartolo. Santo que además de evangelizar en la palabra, enseñó a los pobladores que encontraba a su paso, el valor de elegir bien a sus autoridades y de la importancia de la democracia como forma de convivencia.

Cuántas veces se nos presenta una oportuna metáfora a menos de una hora de Lima y nos propone aguas curadoras e inspiración para tomar las mejores decisiones en el año electoral, y cuántas veces se nos brinda la oportunidad de recorrer el día a través de todo lo que nos ofrece San Bartolo, siguiendo su cocina que combina esa sabiduría, la frescura de un día de playa y el desenfado de los pescadores con sus cebiches lujuriosos.

Pero sobre todo cuántas veces coincidirá todo lo anterior con el extraordinario esfuerzo de un sanbartolino hiperactivo y experto en circuitos como Daniel Alvistur. Capaz de haber armado una ruta gastronómica que combina atinadamente un desayuno en el mercado a base de pan con pejerrey y jugos de frutas frescas, caminatas que transitan cerros, bufaderos y paisajes de mar, deportes marinos, pescaturismo y un peregrinaje por lo mejores restaurantes y heladerías artesanales. ¿Cuántas veces?

Cocina PAR