El líder norcoreano Kim Jong Un ordenó un confinamiento por todo el país tras confirmar el primer brote de COVID-19 en su territorio desde el inicio de la pandemia, informaron el jueves los medios estatales.
Kim Jong Un “llamó a todas las ciudades y municipios del país a confinar cuidadosamente sus zonas”, dijo la agencia estatal KCNA. Fábricas, negocios y hogares deben ser cerrados y reorganizados para “bloquear impecablemente la extensión del malicioso virus”, añadió.
Kim, públicamente por primera vez con mascarilla según imágenes de la televisión estatal, ordenó medidas de “confinamiento” a escala nacional, supervisó una reunión de emergencia de su buró político y anunció el despliegue de un sistema de control del virus de “emergencia máxima”.
Sistema estricto
Corea del Norte mantiene desde 2020 un sistema muy estricto que incluye impedir que nadie entre en el país, reforzar vallas fronterizas, disparar a toda persona que se acerque a la divisoria o desinfectar durante semanas las importaciones que obtiene de China por alta mar o ferrocarril.
De hecho, los trenes de mercancías que circulan entre China y Corea del Norte y que durante buena parte de 2020 y 2021 quedaron detenidos por orden de Pionyang han vuelto a quedar en suspenso recientemente debido al incremento de casos en el país vecino.
Entre toda esa parafernalia, el régimen originalmente reportó un caso de COVID-19 en julio de 2020 en un desertor norcoreano que había regresado a su país de origen desde Corea del Sur, aunque finalmente dijo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que los resultados del test “no eran concluyentes”.
Rechazo a vacunas
El régimen se ha negado a aceptar dos envíos del vacunas fabricados por AstraZeneca y Sinovac por parte del mecanismo COVAX y es, junto con Eritrea, el único país que no ha reportado una sola inoculación a la OMS.
Esto parece deberse a la negativa del régimen a que personal foráneo entrase en el país para ayudar a preparar las cadenas de frío necesarias para distribuir y almacenar vacunas, requisito de COVAX para entregar los casi 5 millones de dosis que Pionyang acabó rehusando.
Algunos expertos creen que Corea del Norte pudo rechazarlas a su vez para que el país, que hace de la autosuficiencia su máxima, no dependa de ningún actor externo.
También, que la vacuna que trata de desarrollar proceda o bien de “ingeniería inversa” practicada sobre muestras obtenidas de China y Rusia o de información cosechada en ataques informáticos sobre laboratorios.
La falta de inmunización y los estrictos controles que pueda activar el régimen preocupan por los efectos que puedan tener sobre la población norcoreana a nivel sanitario, psicológico, económico y alimentario.
Con información de AFP y EFE