Hoy, 29 de enero, se cumplen 80 años del Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro (1942), tratado firmado por los cancilleres Alfredo Solf y Muro (Perú) y Julio Tobar Donoso (Ecuador), luego de que el año anterior ambos países se enfrentaron en la denominada Guerra de 1941. A pesar de que, por paradoja del destino bilateral, también un día como hoy, pero de 1995 -hace 27 años-, estalló el conflicto del Cenepa (1995), felizmente apagado por la Paz de Itamaraty del 17 de febrero de ese año, Perú y Ecuador decidieron dar un gran paso para alcanzar la paz que se hallaba inscrita en el espíritu del Protocolo de Río de Janeiro.  A Itamaraty siguieron las negociaciones para una paz definitiva que fue sellada el 26 de octubre de 1998 a la firma del Acta de Brasilia, que puso punto final a una relación accidentada, en cuyo decurso por más de 5 décadas, hasta el expresidente José María Velasco Ibarra había llegado a desconocer el Protocolo de Río, proclamando su nulidad (1960). Los garantes, Argentina, Brasil, Chile y EE.UU., en la balanza del tiempo transcurrido cumplieron pues pusieron en su sitio a Velasco Ibarra y fueron activos para construir la paz. La venta de armas a Ecuador por Argentina nos dolió, pero la expresidenta, Cristina Fernández, pidió perdón (2010), remediando una relación bilateral desencantada por obra de Carlos Menen, que jamás nos devolvió la Orden El Sol del Perú en el grado de Gran Cruz con Brillantes que el país le impuso porque tampoco tuvimos agallas para retirársela en vida. Todo eso felizmente acabó y siempre hay que subrayarlo. En oportunidad de un viaje académico a Ecuador, fui recibido por el expresidente Rodrigo Borja en su residencia, y le pregunté su parecer sobre el acuerdo de 1998 que contenía a su vez 6 instrumentos bilaterales, y me dijo que reconocía la connotación de su resultado, aunque hubiera preferido un arbitraje del papa Juan Pablo II. En realidad, se trataba de su respetable planteamiento desde los tiempos de su mandato (1988-1992). Desde esa fecha, Perú y Ecuador mantienen una de las más importantes y exitosas relaciones bilaterales de la región, vigorizada permanentemente por el Plan Binacional de Integración Fronteriza, que ha emergido como un verdadero modelo para la paz internacional en pleno siglo XXI.