Hay personas que al leer algo que sostengo hoy que difiere de lo que decía años atrás me repliquen con un tono de reprimenda “pero si antes pensabas diferente…”.

¿Tiene sentido censurar el cambio de postura u opinión frente a ciertos temas cuando pasa el tiempo y cambian los contextos y conocimientos científicos disponibles?. Por ejemplo, un arquitecto que recomendaba el asbesto como aislante que desiste de usarlo por las evidencias sobre el riesgo de cáncer o el médico que ahora ya no recomienda la aspirina para prevención cardiológica por los riesgos de hemorragias en adultos, ¿hacen mal?.

Se trata de aceptar que cada época tiene su contexto cultural, político, económico, tecnológico, científico, sociológico del que emergen las propuestas que en contextos distintos pierden fuerza o sentido.

En educación hoy sostengo posiciones distintas respecto a las evaluaciones del tipo ECE o PISA y la vocación por los estándares que atentan contra la diversidad, la evaluación escolar que produce ganadores y perdedores, las áreas curriculares que segmentan la construcción significativa de los conocimientos que son esencialmente interdisciplinarios, los efectos tóxicos de los rankings, etc.

Revisar y reformular planteamientos a la luz de nuevas evidencias es clave para la innovación. Ansío verlo reflejado en las políticas y normas que produce el Minedu y en los diseñadores de propuestas educativas de colegios, institutos y universidades.

La solución a los problemas del futuro depende de la regeneración continua de los abordajes educativos procurando ponerse a tono con los tiempos.

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