En un mundo donde las expectativas de vida se extienden hacia los 100 o incluso 120 años, los primeros 20 años se revelan como la zapata fundamental sobre la cual se edifica todo el “edificio profesional” y personal de nuestras vidas. Si aún tuviera hijos adolescentes, les aconsejaría cuatro cosas clave para construir una base sólida para su futuro.
Primero, les diría que cuiden su prestigio desde la infancia, tanto en su presencia digital como en su reputación entre conocidos. Un buen nombre será crucial en el futuro, especialmente cuando necesiten recomendaciones de profesores y empleadores. Segundo, les animaría a combinar estudios y trabajo desde la edad permitida legalmente. Ambas experiencias les proporcionarán disciplina, autonomía y responsabilidad, preparándolos para la vida real de manera más efectiva que solo la academia.
Tercero, les sugeriría que, al terminar el colegio, se tomen un año antes de ingresar a la universidad. Durante ese tiempo, podrían estudiar una carrera corta, trabajar, viajar, o explorar sus pasiones. Esto les daría habilidades prácticas y claridad sobre su futuro. Finalmente, les recomendaría considerar estudiar en el extranjero, pero solo después de haber completado al menos un año universitario en Perú. Esto les permitiría adaptarse primero a la vida universitaria en un entorno conocido y con el apoyo cercano de familia y amigos, algo vital en un tiempo de tantas vulnerabilidades emocionales.
Estas estrategias les permiten enfrentar un futuro competitivo y globalizado, con una base sólida y crucial para construir una vida exitosa y significativa.