Los alumnos no aprenderán educación ciudadana a partir de conceptos idealizados de las normas que rigen la vida democrática o los valores ciudadanos, como si fuera un tema académico, sino a partir de enfrentar temas y dilemas de la vida real sobre los que los estudiantes toman posición luego de encarar dilemas complejos.
Mientras leía el libro “Jugarse la Piel” (Nassim N. Taleb) encontré una serie de situaciones fascinantes de la vida real que se prestan para el debate y la interiorización de conceptos con enormes implicancias prácticas y éticas que podrían ser altamente estimulantes para los estudiantes.
Por ejemplo dice “Cuánto más tienes que perder, más frágil eres” (pag. 155) y luego escribe expresiones como “La vulnerabilidad de la familia es algo que se ha explotado mucho a lo largo de la historia... No es un secreto que las grandes empresas prefieren a empleados con hijos; quienes afrontan riesgos son más fáciles de dominar...” (162-163) y sigue con algunos ejemplos desde los samurais hasta nuestros días.
Así como me dejó pensando y reconociendo cantidad de situaciones afines que he visto en mi vida me preguntaba si no merecen nuestros alumnos estar expuestos a este tipo de estímulos intelectuales, en vez de las tediosas, aburridas y distantes temáticas de las tradicionales clases escolares. ¿No es más interesante para ellos discutir por ejemplo si abrir la vida pública al 100% de normalidad (y que cada uno vele por su salud) o mantener la intervención del estado para normar y limitar la conducta de los ciudadanos?
Creo que es tiempo de aggiornar la educación ciudadana.