La frase “roba, pero hace obras” fue desterrada, felizmente, del subconsciente ciudadano, a pesar de cierto grupo de personajes interesados por instaurarla como el nuevo modelo de hacer política en el Perú. Esta teoría se puede corroborar con la encuesta dominical de El Comercio, donde se perfila al candidato presidencial ideal: honesto, que no mienta y que diga la verdad.

Entonces, hay esperanza de que el elector resalte la importancia del buen político. Según la muestra, el 39 % de encuestados cree que el mayor atributo del postulante es ser honesto, al igual que el candidato sin denuncias, y un 35 % pide transparencia y que rinda cuentas a los peruanos. Muy de cerca están las personas con experiencia (25 %) y liderazgo (22 %).

Este resultado se complementa con las prioridades del país. De esta manera, el 27 % de los ciudadanos considera que mejorar la economía y crear empleo es una urgencia nacional; la lucha contra la corrupción no es un mal menor y alcanza el 20 % de las necesidades patrias; y mejorar la seguridad y reducir la criminalidad (16 %) es también una tarea para el próximo presidente.

Que un 80 % de las personas encuestadas no esté pensando por quién votar para la presidencia puede ser un alivio para el Ejecutivo, cuyo periodo irá hasta el 2026. En este punto vale enfatizar que las movilizaciones para el adelanto de las elecciones generales no han calado en las mayorías, cuya necesidad está más relacionada al campo económico que al político.

Una alarma peligrosa es que el 63 % de los encuestados tenga poca confianza en los organismos electorales, JNE, ONPE y Reniec. Esto podría acrecentarse a modo de que se acerque el periodo de los sufragios, si es que estas entidades no inician un plan de sensibilización ciudadana para recuperar su imagen. Para cerrar, hay una pequeña luz al final del túnel sobre cómo pensamos los peruanos.

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