Ha hecho bien el premier Pedro Cateriano en reconocer que hay un desfase entre el número de contagiados y muertos que reporta el Ministerio de Salud, y la información que emiten las direcciones regionales de salud, por lo que se espera que dentro de poco tengamos cifras más reales a las que el Poder Ejecutivo difunde todos los días.

De hecho, las cifras verdaderas son muy duras, pero no se pueden ocultar por más tiempo. Es evidente que el presidente Martín Vizcarra vive obsesionado con la popularidad y con lo que digan las encuestas. Sin embargo, al Perú hay que decirle la verdad y no seguir con conteos que han sido desmentidos hace varios meses desde diferentes lados.

El premier Cateriano y la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, tienen la obligación moral de ser sinceros con el país y decir las cosas como son.

Igual sucede con las diferencias abismales que existen entre la rigurosidad de los resultados que arrojan las pruebas moleculares y las rápidas, algo que el anterior titular de Salud, Víctor Zamora, se negó a admitir por razones que ojalá algún día conozcamos los peruanos.

Los nuevos vientos en el Poder Ejecutivo deben soplar con dirección hacia la sinceridad y el dejar de ocultar la información, por más dura que sea.