Entramos al tercer trimestre del año y sería bueno que los peruanos, especialmente los que habitan en regiones vulnerables de la furia del fenómeno El Niño, sepan qué se ha hecho hasta ahora en los tres niveles del gobierno para evitar que como tantas otras veces, terminen con el agua hasta la cintura y con sus bienes echados a perder por la desidia o malos manejos de sus autoridades.
Esta vez se cuenta con recursos y con las advertencias dadas por los especialistas, en el sentido de que el país podría verse seriamente afectado por este evento climático, que pondría en riesgo no solo la vida y la propiedad pública y privada, sino que además tendría grave incidencia en las cifras macroeconómicas del país, que de antemano no vienen caminando muy bien.
Las autoridades deberían desde ahora rendir cuentas de lo que han hecho para paliar los afectos de El Niño en todos los campos, incluyendo el de la agricultura, la pesca y el turismo, que son sectores que se ven afectados directamente por las lluvias y desbordes. Recordemos lo sucedido en 1982-1983 y 1997-1998, en que la anomalía climática se presentó tal como hoy se advierte.
A inicios de este año, sin que hayamos tenido un Niño “fuerte”, tuvimos miles de damnificados y el crecimiento del producto bruto interno (PBI) se resintió. Las autoridades están en la obligación de impedir que esto vuelva a suceder.