El pleno del Congreso de la República aprobó el miércoles último un proyecto de ley que aparentemente traería múltiples beneficios para el sector pesquero al considerar a las primeras 5 millas como un espacio protegido; algo que, sin embargo, existe desde hace 30 años con la promulgación del DS 017-92-PE, que ya establece la protección de las primeras 5 millas; como zona de afloramiento y reproducción. Hasta allí, nada nuevo.

Sin embargo, lo que preocupa del proyecto es que cierra la posibilidad de establecer a futuro, en base a evidencia científica, un régimen excepcional de pesca en el sur del país; algo necesario dadas las características geográficas de nuestro zócalo continental, que al ser estrecho en dicha zona, hace que la anchoveta se pegue a la costa.

Cabe señalar que esta excepción no es una novedad. Existió hasta el año 2012 y fue cerrado por consideraciones ideológicas y no científicas. Así, durante su vigencia, Perú y Chile pescaban de manera muy similar un promedio de 650,000 TM al año tanto en el sur del Perú como en el norte de Chile, toda vez que comparten el mismo stock de anchoveta en dicha zona.

Como era evidente, el cierre de este régimen, benefició a nuestro vecino del sur, quien en la actualidad pesca más del doble que el Perú. Ello, además ha originado el cierre de 7 plantas pesqueras y la pérdida de más de 6,500 puestos de trabajo formal; siendo lo más probable que, en un futuro muy cercano y gracias a este proyecto de ley, las pocas plantas que aún permanecen abiertas se vean forzadas a cerrar por la falta de recursos.

Así las cosas, resulta evidente que con este proyecto de ley el gran beneficiario será Chile, quien tomará ventaja de este hecho e impulsará una industria anchovetera con los recursos que nosotros estamos dejando en nuestro mar; tal como ha hecho Ecuador con la industria del atún. Y es que nadie sabe para quien trabaja, ¿o sí?



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