Las crisis crean oportunidades, es un dicho popular entre los analistas de la innovación que observan la evolución de los bienes y servicios con motivo de un serio impase en las formas tradicionales de actuar o el agotamiento del menú de soluciones para ciertos problemas que se vuelven crónicos. La epidemia del coronavirus está cumpliendo ese rol, poniendo a prueba el liderazgo de la PCM, las capacidades del sistema de salud y la versatilidad del sistema educativo, que se confronta con la imposibilidad de los alumnos de ir a clases.

El Minedu hace bien en alentar a los colegios para que apelen a la tecnología y modalidades de educación a distancia para apoyar el trabajo de los estudiantes durante el período de no asistencia a clases. La situación creada permite experimentar con una modalidad educativa que será muy frecuente en el futuro, haya o no crisis. Eso requiere producir recursos didácticos y materiales de estudio para que los estudiantes desde sus casas puedan mantener la coherencia con aquello que estarían trabajando en el colegio, mantenerlos activos y conectados, utilizando opciones adicionales a las presenciales, y servir de complemento para aquello que hicieron o harán luego presencialmente en clase con sus maestros.

A la vez, es importante ir recogiendo la retroalimentación de los padres, profesores y estudiantes, a quienes hay que dar retroalimentación a distancia, abrir foros de discusión… en suma, ganar experiencia en una modalidad de trabajo que se pueda usar tanto en ausencia de clases como también a manera de complemento en las épocas de clases regulares.