El hombre que quiso imponer al Perú sus ideas totalitarias a tiros y bombas, que adoraba “la humilde dinamita” como el arma del pueblo, que ordenaba degollar a machete a campesinos reacios y modestos funcionarios del Estado murió ayer, de muerte natural, a los 86 años de edad, en la prisión de la Base Naval del Callao.
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El cadáver de Abimael Guzmán Reinoso yacía inerte sobre su cama cuando el personal de seguridad naval ingresó de rutina a la celda del cabecilla terrorista a las 6 y 40 de la mañana.
Era una muerte anunciada por el deterioro irreversible de su salud desde el 13 de julio de este año. Alertado por el personal de seguridad, un equipo médico lo auscultó y recomendó su traslado al Hospital Naval. Se negó tenazmente. En cambio exigió ver a Elena Iparraguirre, su esposa, para despedirse.
Disfrutaba, de acuerdo con las leyes peruanas, de alimentación, medicamentos y atenciones médicas equivalentes a los de una sofisticada clínica privada. Aún así se negaba a comer y ser trasladado a un centro médico para exámenes completos. El Comité de la Cruz Roja y su propio abogado finalmente doblegaron su resistencia. Recibió atención multidisciplinaria en el Hospital Naval. El 20 de julio fue retornado a la prisión. Precisamente, un segundo chequeo médico había sido programado para ayer.
NECROPSIA
A las 5:04 de la tarde de ayer, una ambulancia de la Dirincri-PNP con el cadáver de Guzmán se estacionó a la entrada de la Morgue Central del Callao. Envuelto en una tela negra, el cuerpo fue puesto sobre una camilla rodante e ingresado para el inicio de la necropsia de ley que establecerá las causas exactas del deceso. Los resultados serán dados a conocer hoy.
“MIRIAM”
El Ministerio de Justicia cumplió con notificar la muerte de Guzmán al único familiar que tiene disponible: Elena Iparraguirre Revoredo, la N° 2 del Comité Permanente de Sendero Luminoso. Ella cumple cadena perpetua en el pabellón de alta seguridad del Penal de Mujeres de Chorrillos. Se conoció que Iparraguirre tiene vigilancia médica tras el shock nervioso que tuvo por la muerte de su compañero.
Profesora de educación escolar, Iparraguirre conoció a Guzmán a fines de 1973 en una charla para cuadros del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso. “Abimael dictó el curso inicial del temario (Historia del comunismo peruano) y me impactó muchísimo”, le dijo al historiador Antonio Zapata. “Yo estaba buscando precisamente esa consistencia porque a mí nunca me han gustado los blandengues, detesto a la gente sin voluntad”, recuerda.
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“NORAH”
En esa fecha, Abimael estaba casado con la ayacuchana Augusta Latorre, camarada “Norah”. Latorre y Elena no tardaron en hacerse amigas. Con Abimael, conformaron el Comité Permanente de Sendero, el trío que dirigió la insurrección terrorista desde casas lujosas en barrios residenciales de Lima.
El 17 de mayo de 1980 una columna de Sendero Luminoso perpetró su primer atentado, robando las ánforas de votación que serían utilizadas al día siguiente en las elecciones.
Luego, en 1988, en pleno desarrollo del Primer Congreso de Sendero, falleció “Norah”. Habían surgido desacuerdos estratégicos entre Guzmán y su esposa Augusta, la N° 2 en ese momento. Según Iparraguirre, “Norah” se suicidó. Guzmán nunca dio una versión clara. En un video incautado por la PNP se ve a Guzmán ante el féretro de “Norah” con el puño en alto: “Preferiste la muerte antes de alzar la mano contra el partido”, se le oye decir, ebrio, o sea contra Abimael. Nadie conoce la tumba de “Norah”. Es un misterio de la historia senderista.
CUARTA ESPADA
La devoción de Elena Iparraguirre por Abimael es harto conocida. Ella le aseguró a Antonio Zapata que Guzmán solo leía libros científicos; no gustaba de la poesía ni de literatura. Eso puede explicar su prosa recargada y densa. No veía la televisión. Asegura que no tenía ego. Esto último es desmentido brutalmente por los hechos. Guzmán promovía y aprobaba los actos de culto a su personalidad. Se hacía llamar “la cuarta espada del comunismo universal”, es decir después de Marx, Lenin y Mao, una denominación que ahora es considerada ridícula.
Guzmán gustaba de ser tratado por sus cuadros como un Dios infalible.
“¿Cómo corregir a un dios? En esta situación se hallaban los mandos militares de Sendero que intentaban, en vano, presentar informes de su situación y atenuar los reveses causados por el ejército peruano”, escribe el historiador José Ragas (PUCP).
SANGUINARIO
Elena Iparraguirre relata que Guzmán evitaba hablar del costo en vidas humanas. “Siempre decía que China (Mao) le había enseñado que sería elevado y que no cabían lamentaciones inútiles”.
“El loco más peligroso de América”, lo calificó el escritor Santiago Roncagliolo en un reportaje para el diario El País; el grupo genocida más sanguinario de América Latina, de acuerdo con otros estudios.
En 2015, la agencia Reuter estableció que las organizaciones terroristas Boko Haram ( Nigeria) e ISIS (Irak) eran los más sanguinarios del mundo por el número de muertes en ataques terroristas. A Boko Haram se le atribuían 6.644 muertes; y 6.073 a ISIS.
En el Perú, la CVR estimó que murieron casi 70 mil personas en el enfrentamiento de Sendero Luminoso contra el Estado peruano. De este número, el 46% fueron víctimas de Sendero Luminoso, es decir unas 35 mil personas, asesinadas o desaparecidas. El 30% es atribuida a agentes del Estado y el 24% por otros agentes (MRTA, rondas, etc).
En sus conclusiones, la CVR señala a Abimael Guzmán como el “principal responsable de los crímenes y masacres perpetrados” por el Partido Comunista del Perú (PCP) Sendero Luminoso.
Se le atribuye el diseño de los planes para los asesinatos y masacres y la orden para ejecutarlos como parte de su estrategia armada contra el Estado y la sociedad peruana.