En su famoso ensayo, El triunfo de la compasión, el filósofo español Jesús Mosterín manifiesta que nosotros los “humanes” no podemos hablar ni interactuar lingüísticamente con los otros animales (excepto de modo rudimentario con algún chimpancé o gorila especialmente entrenado para ello). Sin embargo, es fácil comunicarse emocionalmente con los animales con los que convivimos e incluso con los silvestres con los que tenemos contacto esporádico. En una perspectiva similar, el escritor liberteño Jorge Flores Chávez —a través de la ficción— explora la relación emocional que tenemos los humanos con los animales; ya en las palabras preliminares del cuentario EL VUELO DEL KENDE Y OTROS CUENTOS nos advierte lo siguiente: “Así, intento mostrar en este libro las nuevas relaciones que tenemos con los animales que habitan hoy en día entre nosotros”. Además del quehacer literario, la narrativa de Jorge Flores es una reflexión de cómo se da y se podría dar nuestros vínculos afectivos con los otros seres con los que compartimos el planeta.
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En EL VUELO DEL KENDE Y OTROS CUENTOS (Nectandra, ediciones), Jorge Flores Chávez no solo explora desde la narrativa los vínculos afectivos que tenemos con los animales; además, examina nuestras diferentes posibilidades de ser y entendernos como humanidad ante la atenta mirada de los otros seres vivos que habitan el mundo. En el cuento Mía, por ejemplo, no es solo el narrador protagonista quien analiza el comportamiento del felino que lo acompaña; los ojos celestes también interpelan al narrador: “Mía entendía la terrible soledad del estudiante provinciano, continuamente segregado por prejuicios de status y raza. A su modo, ella también sufría estas obsesiones de las élites. Expresiones como ‘callejera’ o ‘animalejo’ eran comunes en su día a día”. Esta dinámica de contemplar y sentirse juzgado por el otro es una constante en el relato.
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Las voces de los animales
Los personajes animales de EL VUELO DEL KENDE Y OTROS CUENTOS no tienen voz propia; es el narrador quien orquesta las diferentes voces del discurso para revelar su sentir: “Cierta vez, viéndome dormitar en el escritorio, avanzó hacia mí y acarició con una de sus extremidades mi cabeza”. Otro de los cuentos en el que los animales no tienen voz, pero se manifiesta su sentir a partir del vínculo emocional con el protagonista es El toro Pancho. Aquí el narrador revela una profunda tristeza cuando tiene que separarse del bovino quien lo acompañó en gran parte de su infancia; “solo mi abuela me contentaba diciéndome que, en sus últimos días, Panchito seguro pensaba en las deliciosas madrugadas que pasamos juntos y que aún acompañan mis días de soledad en esta indiferente ciudad”. La nostalgia es aquí un componente importante, pues revela que la tristeza que siente el narrador protagonista se da justamente porque recuerda lo feliz que fue alguna vez con su amigo Pancho.
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En los cuentos de Jorge Flores Chávez es preponderante el uso del narrador en primera persona, lo cual permite que los lectores entendamos la subjetividad del protagonista; a su vez, comprendemos cómo se da el vínculo afectivo del ser humano con los otros animales. En el cuento El celo de Mily se hace notoria la relación de comprensión e incomprensión que la sociedad ha establecido con el mundo animal; pues, por un lado, nos encariñamos con los otros seres vivos y, por el otro, nos despojamos del cariño para alimentarnos de ese mismo animal. Mily es un venado adoptado por una familia y en la voz del narrador contempla cómo sus pretendientes son asesinados. “Milita lo miraba con ojos asustados y nosotros entristecidos por lo que de seguro ella estaba sintiendo”.
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La voz propia del Kende
EL VUELO DEL KENDE no sobresale solo por ser el cuento que da nombre al libro; es además el único relato en el que los personajes animales tienen voz propia. Aquí se presenta la narración en tercera persona; sin embargo, en varios momentos aparece el diálogo como forma narrativa. Este recurso, desde mi perspectiva, es usado por el autor para mostrar a los personajes tal y como son, con sus actitudes y comportamientos. El Kende es un ave de vuelo ligero que, en la narrativa de Jorge Flores Chávez, logra hacer gala de sus habilidades para enfrentarse a un peligroso Cernícalo que amenaza a su extraño amigo el águila; “largo rato continuaron conversando. El águila extendía sus alas majestuosamente y el Kende volaba dando giros inverosímiles alrededor de su maguey, desde donde pitaba más fuerte que nunca”. En este relato no se muestra la relación emocional que los seres humanos tenemos con los animales; lo que se evidencia más bien es el vínculo de amistad que muchas veces los seres humanos deberíamos tener.
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