La lectura de estos relatos nos permite viajar emocional e imaginariamente por la vida de los pueblos de nuestra serranía liberteña y por el devenir de las personas que los habitan.
La lectura de estos relatos nos permite viajar emocional e imaginariamente por la vida de los pueblos de nuestra serranía liberteña y por el devenir de las personas que los habitan.

Como bien remarcan Federico Helfgott y Elizabeth Lino, en su libro Voces del Perú: memoria y tradición oral (2022), “Las diferentes publicaciones y recopilaciones sobre tradiciones orales deben servir para contribuir al reconocimiento de la del país, sus diferentes realidades y los sujetos que lo habitan”.

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Y ese, precisamente, parece ser el propósito que anima la publicación del libro “La illa de mi abuelo Bernabé: cuentos y tradiciones de Uchucmarca”, del profesor Arístides Vega Navarro, nacido en la Villa San Juan Bautista, capital del distrito de Uchucmarca, provincia de Bolívar, región La Libertad.

Un libro edificante

A decir del editor Carlos Vega Ocaña, “en este escenario agreste y misterioso, enclavado en los andes del norte del Perú, el autor recoge estos cuentos y tradiciones (…) que permanecieron escondidos en el fondo del cajón de algún viejo escritorio y que ahora salen a la luz gracias a la generosidad de sus hijos”.

El libro está conformado por diez aleccionadores relatos, enriquecidos de testimonios, experiencias vitales y enseñanzas populares. La extraordinariedad de los acontecimientos y la naturalidad con que se los cuenta son sus atributos más valiosos. Gracias a estos, la lectura deviene en una experiencia palpitante, sobrecogedora, pero -sobre todo- edificante.

La lectura de estos relatos nos permite viajar emocional e imaginariamente por la vida de los pueblos de nuestra serranía y por el devenir de las personas que los habitan. En ese viaje (o viajes) se movilizan (y nos movilizan) las actividades cotidianas, las creencias, los aprendizajes, las costumbres y las formas de educar y de vivir de los pueblos.

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Más allá de la suerte

“La illa de mi abuelo Bernabé”, por ejemplo, cuenta la historia de don Bernabé Navarro Chávez, quien llegó a ser “el más rico del pueblo de Uchucmarca”, gracias a su actitud emprendedora, a su capacidad organizativa y a su contagiante energía. No obstante, para la gente del lugar (y para él mismo), esa “buena suerte” era gracias a haberse encontrado una illa (estatuilla de oro), en sus chacras.

Este relato, además de narrarnos la cotidianeidad del abuelo Bernabé, nos pone al tanto de la forma de vida en la sierra del Perú, a inicios del siglo XX. Nos ilustra de manera natural y vívida cómo se organizaba la vida en el campo, los modos peculiares de cómo se realizaban las transacciones comerciales y los inevitables embrollos que traen consigo las herencias.

Y, en medio de todo ello, el lenguaje (expresiones propias de la época y frases populares célebres cargadas de contenido histórico y educativo) y el ejemplo de vida de don Bernabé son las mejores illas que puede obtener el lector.

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Acontecimientos sobrenaturales

Asimismo, estos relatos nos comparten testimonios de “incidentes inesperados” que convierten a los encuentros fortuitos en experiencias emocionantes e inolvidables. Este es el caso de “La venganza de Antonio Martos”.

En un viaje de Uchucmarca a Bambamarca (a pie o a caballo, eh), don Antonio es “atacado” por un hechicero del pueblo. Gracias al regreso oportuno de su amigo Leocadio (a “unas hojas de coca, a otras hierbas y a unos polvos contenidos en un frasquito”), don Antonio pudo salvar su vida. Pero ahí no termina todo. Don Antonio le devolvió con creces el daño a quien se lo causó.

“Dicen que le atacaron tremendos dolores en la barriga, la espalda, los brazos y las piernas. Que gritaba desesperadamente como chivo que degüellan. Los males sucedieron tan rápidamente y tan de madrugada que nadie pudo ayudarlo. Lo enterrarán mañana en la tarde”.

Ejes temáticos. Al igual que “La illa de mi abuelo Bernabé”, el relato “La venganza de Antonio Martos” es un testimonio de la vida real en las comunidades andinas y de la lucha constante entre el bien y el mal. Pero, al mismo tiempo, testimonia el valor de la amistad, de las creencias y del legado ancestral (plantas medicinales y enseñanzas).

Además de estos relatos, hay otros que abordan las creencias sobre acontecimientos sobrenaturales. Entre estos tenemos a “Juanito, el oso”, “El Atchcay”, “El chullachaqui” y “Los gentiles de Uchucmarca”. Y no faltan los relatos populares y anecdóticos que representan ejemplos de aprendizajes para la vida (la enseñanza popular convertida en costumbres): “El Señor de los Milagros, de Uchucmarca”, “Castigo de pecadores”, “El séptimo: no hurtar” y “En la tierra que estuvieses, haz lo que vieres”.

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El valor del libro

Como ya lo he dicho, este libro recoge los testimonios de acontecimientos extraordinarios, adaptados como experiencias y narraciones cotidianas; y, por otra, reconstruye la experiencia individual y la convierte en relato popular con el propósito de legar enseñanzas o conocimientos a los demás.

Desde mi punto de vista, aquí radica el valor de “La illa de mi abuelo Bernabé: cuentos y tradiciones de Uchucmarca”. Este libro constituye un invaluable medio para acercarnos al conocimiento de nuestros pueblos (especialmente a los alejados de nuestra consciencia cultural) y para vivenciar e internalizar su particular dinámica sociocultural e histórica.