En esta época, de crisis del libro y la lectura en el país (y en general, según parece, en la mayoría de países), caracterizada por el alejamiento y abandono del libro y la lectura no solo por parte de los niños y jóvenes, sino de la población en general, mayormente absorbida por el impacto y predominio de la comunicación electrónica (celulares, tablets, computadoras, etc.), reconforta comprobar la existencia de importantes sectores de la población que persisten y confían en el valor inagotable y enriquecedor del libro y la producción intelectual, porque realmente se trata de medios de desarrollo espiritual y cultural.
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En efecto, la masa de niños, adolescentes, jóvenes y adultos pareciera absorbida por los signos, equipos y manifestaciones de los medios electrónicos, de manera que mayor importancia adquieren la destreza automática y casi siempre inconsciente o superficial de los diversos medios y mecanismos de la vía virtual, mientras que el libro y la lectura subsisten en una situación marginal y automatizada, cuyo acceso es mayormente por imposición de determinados profesores preocupados por el desarrollo intelectual de los estudiantes.
De acuerdo a esta observación, las familias ya no leen ni siquiera periódicos; mucho menos, libros; entonces cada vez es más raro encontrarnos con niños y jóvenes lectores, situación agravada porque sus padres y demás familiares tampoco leen en casa; incluso amplios sectores del magisterio se han alejado del libro y la lectura, con lo cual se incrementa los casos de falta de sensibilidad y de desarrollo espiritual y cultural.
En la comprobación de este escenario, reconforta saber que aún hay espacios propicios para la formación y el desarrollo intelectual, cultural y espiritual, especialmente de las generaciones jóvenes de la sociedad.
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EL CENTRO DE PROMOCIÓN CULTURAL “TRUJILLO”
En el escenario así esbozado adquiere singular importancia el Concurso Nacional Juvenil de Cuento, instaurado a comienzos de siglo por la sensible, inspirada, culta y fina promotora cultural Maruja Alemán, directora del Centro de Promoción Cultural “Trujillo”, entregada casi en su totalidad al universo artístico y cultural de los pueblos especialmente de nuestra patria. Tan singular empeño se sostiene, en gran medida por el apoyo generoso, ilimitado y desbordante de la familia Patrón – Balarezo, felices herederos del esclarecido vallejista Germán Patrón Candela, inspirador, fundador y conductor, en su tiempo, del Instituto de Estudios Vallejianos.
De esta manera, si bien es verdad que la participación de los concursantes procedentes de distintas partes del país se ha venido incrementando, el presente año los autores han sido cerca de doscientos, varios de los cuales revelan no solo sensibilidad y entusiasmo, sino también capacidad creadora definida y orientada hacia el desarrollo espiritual y cultural.
EL JURADO
Por otro lado, desde hace varios años el jurado se ha consolidado no solo por su sensibilidad e inspiración literaria, sino por ser escritores de notable trayectoria y desarrollo académico – cultural. Así valoramos la trayectoria del poeta y periodista cultural Bethoven Medina Sánchez; el poeta, narrador y crítico Luis Eduardo García. Ambos de reconocida trayectoria literaria y académica. Su participación es garantía de nivel intelectual y ético de primer valor. Con ellos alterna el autor de esta página, también escritor y periodista cultural.
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LOS GANADORES
Signo de la pluralidad regional y nacional que ha alcanzado el concurso es la participación de muchos jóvenes procedentes de distintos pueblos y ciudades de nuestra patria. Esto quiere decir que el concurso no se desarrolla en un estrecho localismo provinciano, sino que ha logrado proyectarse y motivar a jóvenes intelectuales procedentes de una pluralidad de ciudades y regiones: Lima, Arequipa, Ayacucho, Huánuco, Ica, Piura, Cajamarca, etc. De esta manera, no cabe duda que se trata del evento de mayor convocatoria y participación en su género; por lo menos, no aparece otra convocatoria similar o parecida.
Esta procedencia plural y regional se refleja en la procedencia de los ganadores: Christian Sánchez Zúñiga, de Ica, autor de “El sueño de un huarango llamado Gamliel; Marco Antonio Guzmán Orbegoso, de Lima, que participó con el cuento “Un diario en el desierto Dr. Watson”; y Eduardo Saldaña Terrones, de Trujillo, autor del cuento “El mural”.
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MENCIONES HONROSAS
Por la alta calidad de los textos, el jurado también decidió otorgar las siguientes menciones honrosas: Erick Garay Solórzano, de Trujillo, autor del relato “Embistiendo llegó el toro”; Claudia Teresa Daga Salazar, de Ascope, autora de “La gran sacerdotisa”; José Guillermo Ponce Guerra, de Talara, que participó con el cuento “El enigma de la catedral de Piura”.
También alcanzaron similar distinción: Fernando Solaina Córdova Ruiz, de Lima, autor de “Draconianas”; Josué Christian Torres Varas, de Virú, estudiante de la Universidad Nacional de Trujillo que presentó el relato “El cielo de Lichuan”; y Maricielo Jazmín Julcamangan Fonseca, de Lima, que presentó el relato “Sanqukuna”.