“Viaje de medianoche”, de Yuri Palomino, es un libro de intensos relatos en los que refleja la lucha por sobrevivir, pero también la espontaneidad de las emociones y de los sentimientos.
“Viaje de medianoche”, de Yuri Palomino, es un libro de intensos relatos en los que refleja la lucha por sobrevivir, pero también la espontaneidad de las emociones y de los sentimientos.

Con mi amigo y colega David Navarrete Corvera, siempre conversamos sobre el telos de nuestra columna LIBROS&HUELLAS, en el sentido restringido de Aristóteles. Y, en esas conversaciones, se inmiscuye inevitablemente la justificada exigencia de contar con una respetable crítica literaria, en nuestra región.

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Para algunos, esa respetable crítica literaria constituiría la panacea que apalanque nuestra literatura hacia la fina o masiva lectoría y que le permita, por fin, abandonar su reducido localismo y, sobre todo, esa mala costumbre de “mirarse siempre al ombligo”. Para otros, en cambio, más que una crítica especializada o solvente, lo que en realidad necesitamos es una comunidad de lectores que difuminen y contagien el virus de la lectura.

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Viaje de medianoche

Para mí, como profesor que padece ya del contagio, no existen panaceas. Todo esfuerzo, todo compromiso, es valioso y digno de reconocimiento. Sin embargo, sí es necesario ubicarse en una de las trincheras y pelear con estoicismo por la utopía. Por ello, desoyendo los fundados consejos de comentar únicamente aquellos libros que realmente “valen la pena”, opto habitualmente por hablar de libros poco difundidos o escasamente leídos.

Quizá, por ello, me esfuerzo por leer y difundir las publicaciones de autores noveles o por hurgar en los deslucidos cartones de escritores consagrados para recuperar aquellos libros que casi nadie lee. Quizá, por ello, me transporto (física o virtualmente) a las montañas o tiendo hilos para arañar la roca o desempolvar la piedra que guarda el oro en estado puro…

Pero, todo esfuerzo trae consigo gratas recompensas. Una de estas es la satisfacción de haberme encontrado con el libro VIAJE DE MEDIANOCHE, del novel escritor aricapampino Yuri Palomino.

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Atributo del libro

Cuatro intensos y conmovedores relatos conforman este libro: “Viaje de medianoche: Hualanga, río traicionero”, “Tomás, el niño que quería ir a la escuela”, “María se fue” y “Los parqueros”. Cuando usted los lea, estimado lector, seguramente se sentirá confrontado con las dolorosas e insondables desgracias y con las históricas carencias y desigualdades.

O quizá comparta la dulzura y la sinuosidad del primer amor y viva con intensidad la angustia de los protagonistas. Seguramente. Pero, con esa misma fuerza, también apreciará las oportunidades que nos ofrece la vida y la valía de las acciones positivas. Y también reflexionará ante la degradación del ser humano, como consecuencia de la morbosa imagen de riqueza que trasmite la actividad minera en nuestro país.

Como bien dice el escritor y editor Carlos Vega Ocaña, Yuri Palomino es parte de aquellos autores liberteños que “mantienen un profundo vínculo telúrico con su origen”. “Sus relatos nacen de la cotidianeidad, pero trascienden hacia lo extraordinario, gracias a episodios que tocan el alma y reflejan la condición humana en su máxima expresión”.

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Potencia expresiva

Yuri Palomino nació en Aricapampa (la tierra del gran Jorge Flores Chavez) y se quedó huérfano de padre a los diez años. Por eso, quizá, desde muy joven tuvo que trabajar en los socavones. Sin embargo, su gran sensibilidad, su prodigiosa memoria y su irrefrenable deseo de contar le permitieron dar a luz este meritorio libro.

Desde el devenir ilimitado de la vida y desde el fondo de su sensibilidad humana, fue aquilatando historias que hoy nos comparte en forma de estremecedores y conmovedores relatos. El libro empieza con “Viaje de medianoche. Hualanga, río traicionero” y finaliza con “Los parqueros” (con tramas muy sobrecogedoras).

La particularidad de estos relatos es la potencia expresiva de su autor. Si bien podemos hallar algunas carencias en el manejo del lenguaje y de las técnicas narrativas, Yuri nos hace vivir la desesperación de los pasajeros de “El tiburón”, cuando este ómnibus es arrastrado por la furia de un huaico, y nos contagia la desolación de los sobrevivientes...

Lo mismo ocurre con “Los parqueros”. Aquí se entremezclan la ilusión irrefrenable de la riqueza inmediata, la vida desenfrenada, la avaricia, la injusticia, las desigualdades, etc., como un clarísimo ejemplo de lo que trae consigo la irreflexiva imagen del boom minero.

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Emociones al límite

Si bien en estos relatos la lucha por sobrevivir constituye una constante, también hay dos historias en las que las emociones y los sentimientos se viven como el trayecto de los ríos. Me refiero a “Tomás, el niño que quería ir a la escuela” y “María se fue”.

En el primero, a pesar de las desigualdades socioeconómicas, un niño huérfano encuentra la oportunidad de educarse, gracias a la ayuda de personas benefactoras. “Esta historia es un testimonio de cómo el deseo de superación puede transformar una vida entera” (Carlos Vega Ocaña). El segundo es una intensa y virginal historia de amor, en el marco de la vida escolar y cotidiana de nuestra serranía. La espontaneidad juguetea con las formas en las que se expresan los sentimientos y con la capacidad de iniciativa de los enamorados.

Como han podido notar, estos son relatos que valen la pena leer. No solo por su contenido, sino porque, en sus entretejidos, subyace una crítica a nuestras históricas desigualdades y, al mismo tiempo, discurre la riqueza de nuestro lenguaje como el río que aplaca nuestra sed y nos revitaliza para continuar el camino.

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