El teatro puede ser una gran herramienta para tratar diversos problemas sociales o incluso para dejar un mensaje y causar reflexión, este concepto lo han entendido muy bien los alumnos de la escuela profesional de la Psicología de la UNSA, pues rompiendo el esquema tradicional de la formación académica, implementaron por primera vez, el curso de “Teatro y Expresión Corporal”.
El curso está liderado por el docente Cristhian Nina Chávez, quien explicó que se tiene una visión moderna de la psicología que busca la comprensión del ser humano a través de la vivencia y el arte. “Este proceso no se limitó a la enseñanza de técnicas escénicas; en su núcleo, integró la teoría psicológica, la expresión corporal y el trabajo grupal intensivo para que los estudiantes pudieran aplicar conceptos complejos de conducta, emoción y conflicto social de manera práctica”, refirió.
PSICOLOGÍA QUE SE VIVE
El punto culminante del curso fue la presentación pública de nueve obras de teatro originales, un testimonio directo de la calidad y profundidad del proceso formativo.
Un total de 120 estudiantes se involucraron activamente, no solo como actores, sino en toda la producción creativa. Lo notable de la iniciativa es cómo trascendió las paredes de la universidad: cerca de 250 personas del público, incluyendo familiares y miembros de la comunidad arequipeña, asistieron a las funciones. Este encuentro masivo convirtió el cierre del curso en un auténtico ejercicio de psicología comunitaria y un espacio de diálogo entre la academia y la sociedad.
Las obras, “La extinción de la regiono-sauria”, “Un ugga ugga de locos”, “Son como perros”, “Entre colas y libros”, “Dos cucarachas oxigenadas”, “Gruñamar”, “Plumín y la fábrica de migajas”, “Una tragedia cretácica y Colobrina en la cordillera de las maravillas”, explicó Nina, abarcaron un espectro de temas que, si bien fueron abordados con un lenguaje creativo y accesible, mantuvieron un trasfondo psicológico profundo.
Cada puesta en escena sirvió como un espejo para reflexionar sobre la conducta humana, la convivencia social, la identidad, el conflicto y la transformación personal. La experiencia artística compartida entre estudiantes y comunidad promueve el sentido de pertenencia y reduce barreras sociales, alineándose con enfoques contemporáneos de la psicología que valoran la implicación social y el impacto directo en el desarrollo humano.
En este sentido, la propuesta impulsada por el docente Cristhian Nina representa una innovación pedagógica, pues evidencia que la formación psicológica puede y debe dialogar con el arte y la cultura, generando una sinergia que transforma no solo a los futuros profesionales, sino al entorno social que los rodea.
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