La Asociación Vivienda Taller e Industria la Nueva Arequipa de Majes, esta ubicada en el Pedregal y tiene 1,200 socios que no pueden concretar sus proyectos de crianza de animales menores y biohuertos porque no tienen agua y esperan con ansias que en corto tiempo se culmine el proyecto Majes Siguas II para que de allí les puedan dar el liquido elemento.
Hay quienes han decidido enfrentar las dificultades instalando sus pequeños corrales de gallinas ponedoras, patos, pavos, además de biohuertos, pero el sustento es caro porque deben pagar S/60 soles por tres mil litros de agua que apenas dura para un día.
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“El municipio nos da agua, pero es mínimo y ahora con la pandemia llegaron mas socios a vivir por eso es una preocupación para nosotros como directiva. La formalización es otro problema porque necesitamos que se dé una ley desde el Congreso, ya lo estábamos haciendo pero con el cambio de detuvo, sin embargo ahora estamos nuevamente viendo ese tema con parlamentarios de Perú Libre”, indicó el presidente, Marco Antonio Maraza Lima.
Una de las socias más antiguas es Paula Quispe Huamaní, quien tiene más de 100 gallinas ponedoras y recoge al día un promedio de 75 huevos. Ella recuerda que cuando llegó al lugar todo era polvo, ahora tiene luz colectiva y todos hicieron sus cercos y cuartos, pero el polvo continúa. “Pedimos a las autoridades que nos escuchen, somos personas, queremos trabajar, solo pedimos agua para salir adelante”, dijo.
Siembra verduras que vende en su tienda
Gloria Conroya vivía en Arequipa, pero se cansó del bullicio de la ciudad y quiso asumir el reto de vivir en su predio a pesar de las dificultades.
Junto a su esposo e hijos abrieron una tienda y en parte posterior del terreno habilitó un biohuerto. “El climas es favorable para la siembra, tenemos verduras que cosechamos continuamente y las vendemos en la tienda. Si tuviera agua podría tener más plantas, creo que es justo que nos apoyen para ello”, indicó.
La higiene es otra de sus preocupaciones porque la tener hijos menores están expuestos a enfermedades por la falta de servicios básicos como agua y desagüe.
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Sueña con un restaurante campestre
Nicolás Ayuque Ambrosio tiene 62 años y llegó a vivir en el lugar el año pasado a raíz de la pandemia. “Acá es tranquilo, sueño con tener un restaurante campestre junto con mis hijos donde pueda vender comida tradicional y variada. En la parte posterior habría un huerto por eso ye tengo algunos árboles”, dijo.
Por ahora tiene un pequeño estanque donde cría peces que su hijo comenzará a vender en Lima. Quiere hacer más espacios para aumentar la crianza, pero necesita agua, sin embargo esta seguro que eso no será un limitante y aunque tenga que comprarla en pocos meses logrará su objetivo.
Los cuyes son el sustento de su hogar
Gladys Cari vive en el lugar desde el 2014 y desde el comienzo no estuvo de brazos cruzados, comenzó por habilitar un espacio para criar animales y así comenzó con los cuyes, luego patos y al final gallinas.
“Yo los alimento con alfalfa por eso no me faltan los clientes, ahora tengo 230 cuyes, 25 patos y 10 pavos. Los cuyes los vendo a 20 soles y con ese dinero puedo sostener a mi familia”, comenta.
Ella debe comprar todos los días un viaje de cisterna de agua pagando S/60 soles, por ello espera que en poco tiempo las autoridades los apoyen haciendo posible tener el liquido elemento.
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Una granja que va creciendo
Geovanna Huacullo Ccajala optó por la crianza de cerdos, tiene una reproductora y más de 20 crías que van creciendo. Junto a su hijo de 10 años todos los días los alimenta y limpia los corrales con la esperanza que su esfuerzo no sea en vano y sirva para el sustento de su familia.
“Este lugar es tranquilo, tenemos luz y hay servicio de transporte publico, pero nos falta el agua que es indispensable para vivir. Estamos esperando que las autoridades nos entiendan y vean este problema porque somos personas como todos y debemos ser escuchados”, sostuvo.