La escritora está alistando otras ediciones infantiles. (Foto: Cortesía Elena De Yta)
La escritora está alistando otras ediciones infantiles. (Foto: Cortesía Elena De Yta)

La escritora, cuentacuentos y educadora, Elena De Yta, ha presentado su libro titulado “Jaco y el Miedo” cuyo contenido es de para que los padres de familia junto a sus hijos lo puedan usar para identificar los temores que afectan a los menores.

Correo habló con ella sobre su texto y estas fueron sus respuestas:

¿Qué la inspiró para escribir el libro?

En la vida hay cosas que te cambian para siempre, a mí me cambió la docencia y convertirme en mamá. Ser maestra me ha permitido conocer a muchos niños y adolescentes, observarlos, escucharlos, entender cómo piensan. Como madre me ha tocado estar más cerca todavía, y preocuparme además por lo que sienten. Mis hijos, mis sobrinitos, y todos los niños que conocí en el camino me inspiraron a escribirlo.

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¿Cuál es el objetivo del texto?

Esta historia nació, primero, con la intención de que mis hijitos escucharan el mensaje: “si tienes miedo, o algo te hace sentir feo, no estás solo, puedes contar con mami”. Luego me di cuenta de que muchos niños necesitaban escuchar el mismo mensaje, especialmente en un momento tan difícil como el que estamos viviendo en el . El miedo puede representar cualquier cosa, una separación de los padres, una pérdida, la soledad, un trastorno, estrés; corresponde a la realidad de cada lector, en ese sentido, creo que el objetivo principal de este libro es ayudar a los pequeños, junto a sus padres, a identificar esas emociones negativas y aprender a contar con la familia, o un adulto de confianza, pues no se puede superar los miedos en solitario.

¿Los padres de familia cómo pueden usar el libro para superar los temores de sus hijos?

El libro aparece aquí como un facilitador, pues al ser leído por los niños, junto a sus padres, dará apertura para hablar del tema. Del mismo modo, puede funcionar en el aula, al ser leído por el docente. Lo importante es que los adultos también compartan sus temores con los niños, para que ellos sepan que es normal sentirlo, pero que podemos aprender a superarlo con apoyo.

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¿Qué tan perjudicial puede ser que un niño tenga miedos?

El miedo es parte de nuestra naturaleza. Los miedos existen para salvarnos, aparecieron como un mecanismo de defensa, por ejemplo, el miedo a morir envenenados por la mordedura de una araña hace que nos cuidemos de ellas, o que caminemos por las aceras para no ser atropellados. El problema es cuando no les enseñamos a los niños a manejar la emoción, por lo contrario, muchas veces caemos en el error de reprimirlos, o de ridiculizar sus sentimientos: “no llores”, “no grites”, “¿Eso te da miedo?, pero si no es nada”, lo que genera que ellos aprendan a quedarse callados, dejen de confiar y sufran secretamente sus temores, lo cual podría generar mayores dificultades como traumas, ansiedad, inseguridad, etc.

¿Tiene otros textos dirigidos a los niños?

Para niños, varios inéditos que estamos preparando para publicar próximamente.

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¿Qué recomendación daría a los padres de familia cuyos hijos tienen serios problemas en su parte psicológica debido a los temores?

Si existe algo más poderoso en esta tierra para es el abrazo, un niño amado y respetado por los adultos que lo rodean, es un niño que tendrá más valentía y herramientas para afrontar sus miedos. Así que lo primero, será que empiecen a abrazarlos mucho; segundo, que busquen ayuda terapéutica, pues los especialistas les darán muchas estrategias e ideas para ayudarlos a afrontar esto. Como lo dije en el libro, esto es algo que se debe trabajar en equipo: niños junto a sus padres, educadores y psicólogos. Es importante también que los padres revisen sobre su propio estilo de crianza, a veces hay que desaprender para aprender lo adecuado.

En el texto se habla de un niño que fue escuchado por sus padres, pero eso no siempre sucede. ¿Cómo puede identificarse cuando un menor tiene estos problemas?

Los niños nos están comunicando todo el tiempo, tenemos que aprender a ser más observadores. Nos hablan a través de sus gestos, miradas, dibujos, acciones; por ejemplo, si se quedan callados y se aíslan, o empiezan a comerse las uñas, nos dicen con el cuerpo lo que no pueden verbalizar. Los niños nos están dando señales constantemente. También es importante generar vínculos, es absurdo pretender que nuestros hijos nos cuenten lo que sienten, cuando nosotros no les contamos nada. Los padres tienen que tener la iniciativa, no con preguntas, sino con historias tan sencillas como lo que vivieron en su día.