Las picanterías arequipeñas pasaron serias dificultades con la pandemia porque durante 7 meses tuvieron que cerrar sus puertas y ahora para recuperar la clientela se están reinventando ofertando platillos que han estado relegado por varias décadas.
“No solo se trata de ofrecer nuevas alternativas a nuestros clientes, sino también es un tema de ahorrar en los insumos por eso estamos viendo platos de viernes que se hacen con verduras o poca carne como la matasca de carne, ají de calabaza, loritos, entre otros”, comentó Daila Aguilar Paz, dueña de la picantería La Chaska ubicada en la Tomilla – Cayma.
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Dificultades con el delivery
El servicio del delivery ha sido una novedad para ellas y tuvieron que acostumbrarse, sin embargo tuvieron dificultades para entregar los platos porque son generosos y los táper son muy pequeños tanto para los triples, dobles, chicharrones y demás; así como los caldos de lomos, chupes, entre otros.
“Inicialmente usábamos los ecológicos pero se calentaban y perdía su forma generando que la comida de derrame, por eso ahora estamos usando los de tecnopor pero tienen poco espacio”, explicó.
La reducción de ventas en más del 50% obligó a los dueños de las picanterías a reducir su personal y cubrir estos espacios con los familiares, otros se vieron en la obligación de cerrar sus locales y también bajar el precio de los tradicionales almuerzos diarios de 15 a 10 soles.
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Daila Aguilar supo reponerse y hacerle frente a la crisis al igual que otras mujeres dedicadas a la comida tradicional arequipeña y esta segura que podrán salir adelante. “Hemos aprendido del internet haciendo promoción por el facebook donde ahora debemos tener una persona encargada de nuestra promoción, pero creo que estos cambios son para bien y seguiremos adelante porque no podemos dejar que la riquísima comida arequipeña desparezca”, comentó.