El cierre de fronteras y de todo tipo de actividad que considere la reunión o movilización masiva de personas, ha sido adoptado por el Gobierno como una política obligatoria a fin de frenar la propagación del COVID-19. Sin embargo, en regiones eminentemente turísticas como Cusco, estas disposiciones han causado estragos a todo nivel, teniendo en cuenta la gran cantidad de personas que se han quedado sin trabajo debido a la falta de visitantes nacionales y extranjeros.
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Este es el caso de los guías de turismo, profesionales dedicados enteramente a la conducción de grupos de turistas, y que se han quedado sin labor ni sustento económico, y se han visto obligados a desempeñar múltiples oficios con tal de subsistir a la crisis.
Según explica el decano del Colegio de Licenciados en Turismo del Cusco (Colitur), Neil Castro, a la fecha son más de 6 700 miembros inscritos en esta orden, de los cuales el 99% se dedicaba exclusivamente al turismo y que no cuenta con otra fuente de ingresos alterna.
“En Cusco no hay turismo desde el 16 de marzo y paulatinamente todos los negocios han ido cerrando, a la fecha los guías no hemos recibido ninguna clase de apoyo del Gobierno. Se nos dijo que nos incluirían en los bonos y créditos de ‘Reactiva Perú’, pero al final solo consideraron a empresas y agencias, la mayoría de guías trabajan con recibos por honorarios y no califican para obtener la ayuda del Estado”, citó.
NO HAY TRABAJO MALO, LO MALO ES NO TENER TRABAJO
Recientemente en el distrito de Machu Picchu, la comuna local reinició la construcción de las instituciones educativas: San Juan Bautista de la Salle y el Jardín Nº 65, obras en las que se dio trabajo a muchos guías de turismo que se hallaban desempleados por la pandemia.
Según explicaron desde la Municipalidad de Machu Picchu, se priorizó la mano de obra local para el desempeño de labores técnicas no calificadas, es así que muchos machupicchueños volvieron a trabajar, alejados de lo que están acostumbrados a hacer, pero finalmente obtuvieron un puesto de labor.
“Yo soy guía oficial de turismo en Machu Picchu, pero ahora que estamos en tiempos muy difíciles estoy trabajando como peón. Acá se ve personas que ni siquiera pensaron trabajar en esto (obras), pero así es la vida, hay que laborar en lo que se pueda, yo estoy muy agradecido de tener trabajo”, señaló el guía Miguel Montalvo.
De igual opinión fue el guía Juan Carlos Quispe, quien antes de la pandemia se dedicaba al turismo de aventura llevando grupos de visitantes por el Camino Inca, Salkantay o Lares y ahora se desempeña como obrero en la construcción de un colegio en Machu Picchu, “nos sentimos alegres de ser partícipes de esta obra, acá he conocido a mucha gente que trabajaba en hoteles y restaurantes y el destino los trajo acá. Hemos hecho un bonito grupo de labor, lo importante es trabajar”, citó.
Así como estos profesionales del turismo, muchos han tenido que salir a la calle a buscar el sustento diario, según el decano del Colitur, él ha visto a muchos de sus colegas vendiendo helados, artículos de bioseguridad, productos de primera necesidad, etc. Todo a fin de subsistir, señaló que casi todos los guías son profesionales independientes que no están siendo tomados ne cuenta por la política de reactivación económica actual, por lo que pidió al Gobierno una reconsideración de estos casos, que en Cusco cuentan por miles.
CIFRAS:
-41 474 casos confirmados de COVID-19 y 817 fallecidos hay hasta el momento en Cusco según un último reporte de la Dirección Regional de Salud. Mientras tanto el número de personas dadas de alta epidemiológica es de 27 334.