Ayer se conmemoró el Día Nacional de la vacunación contra el COVID-19 en el Perú, al recordarse que hace exactamente un año llegó al país el primer lote del vacunas. El nueve de febrero el hospital Daniel Alcides Carrión recibió para iniciar con la inoculación al personal de salud que luchaba a diario contra el coronavirus. Desde entonces las vacunas han salvado miles de vidas y evitado que la tercera ola del COVID-19 supere los niveles de mortalidad registrados en las primeras olas.

El primer médico en recibir la vacuna fue el entonces jefe del comando COVID-19 del hospital Daniel Alcides Carrión, José Jordán Morales (65), quien aseguró que este fue un hecho transcendental que ha ayudado a disminuir la mortalidad por coronavirus.

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“La vacunación ha sido clave en esta lucha que hemos enfrentado. Es una arma contra la pandemia, ya no vemos el hospital abarrotado de pacientes en las áreas de emergencia, buscando una cama para sus familiares que caían enfermos”, narró.

El médico Jordán lideró el equipo que combatía la pandemia directamente. En el nosocomio, el personal de salud se especializó en la práctica en atender casos de covid. Desde hace dos años nos reunimos una vez por semana para tomar nuevas decisiones que puedan contribuir a culminar con este coronavirus.

El especialista dijo que desde su experiencia como vacunado, la inoculación a contribuido de tal manera que los médicos se han reinfectado hasta tres veces, han podido salir airosos de este proceso y siguen luchando por los pacientes no vacunados que aún llegan graves al hospital.

Una ardua tarea

La enfermera, Amparo Damián Navarro, tiene más de 40 años de servicio en el hospital Carrión, desde hace un año se encarga de vacunar contra el coronavirus a sus colegas y pacientes con enfermedades complicadas que asisten a diario al nosocomio por sus dosis. “Estoy en el área de inmunizaciones desde marzo del 2020, me encanta vacunar lo hago como mucho amor, cariño y cuidado. Como hospital tenemos metas y objetivos que cumplir, lo más importante es llegar hasta el último ciudadano con esta vacuna”, refiere la inmunizadora.

Amparo Damián contó que recuerda con mucha alegría el día que las vacunas llegaron al hospital, entre aplausos y sonrisas del personal de salud, que perdió a decenas de colegas luchando contra el virus. “Fue un día muy especial, poder por fin proteger a las personas que queremos, lo recordaremos por siempre”, concluyó.

Una oportunidad

La jefa de la comunidad nativa de Pampa Michi en Chanchamayo, Nilda Huanchar Santos, sabe que los niños de las comunidades nativas de la Selva Central, son los más afectados con la pandemia, ya que la educación virtual no llegó adecuadamente para ellos.

Es por eso que este año, los 500 nativos integrantes de su comunidad, se vacunaron contra la COVID-19, ayer llegaron a Huancayo y mostraron su carnet, incluso con las 3 dosis.

Unos 180 niños también han recibido su primera vacuna y los adolescentes ya tienen las dos dosis.

“Los niños de mi comunidad están vacunados y ya falta poco para que reciban la segunda dosis, queremos que ellos vuelvan a estudiar a su escuela, en las comunidades los alumnos tienen dificultades para aprender y es necesario que se reencuentren con los maestros y otros niños”, explicó.

Durante los dos años de educación virtual, los menores no aprendían las lecciones y no había como preguntar al maestro. Si algunos tenían internet, se les iba la señal cuando llovía, o no tenían datos para mandar sus trabajos al profesor, acotó.

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El director de la Red de Salud de Satipo, Julio Rodríguez dijo que en la Selva Central, las brigadas están recorriendo las comunidades dispersas para llegar a vacunar a los niños de los sitios más lejanos, pero los antivacunas dan mala información. No obstante, los médicos, enfermeras y otros trabajadores de salud, hacen uso de sus conocimientos para sensibilizarlos y convercerlos a poner el hombro.

Ellos buscan a los líderes nativos, y les informan de los beneficios de recibir las dosis completas.

En Huancayo, a medida que se acerca el día del inicio de clases, cada vez son más los padres que llevan a sus hijos a recibir la vacuna. Ayer en la puerta N°6 del hospital Ramiro Prialé de EsSalud, se apreció más asistentes que en días anteriores. Los pequeños acuden con sus juguetes favoritos, sus padres los disfrazan y en el vacunatorio, tienen a los superhéroes de la denominada Patrulla Vacuna, se trata de una enfermera y un servidor administrativo, que lucen un traje rojo y azul, además de una capa, que motivan a recibir la primera dosis.

“Yo quiero volver a ver a mis compañeros de clase, por eso le dije a mi mamá para venir a que me vacunen”, exclama emocionado Jean Pier, un niño de 8 años, cuyo mayor deseo es volver a estar en su salón de clases, para abrir sus libros y aprender en compañía de sus amigos, con los cuales solo podía hablar por celular.

La enfermera Kelly Dávila Solano que integra “la patrulla vacuna” está empeñada, en que la vacunación para los niños sea un momento de alegría. Es por ello que los acompaña, hasta donde están sus colegas con las dosis listas para ser aplicadas en sus hombros.

Una vez que los niños son vacunados, los vuelve a seguir, los consuela si lloran, pero otros ven emocionados a los superhéroes de la vacuna, se olvidan el dolor y le piden a sus padres, que les tomen la foto del recuerdo.



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