Las zonas alejadas del valle del Mantaro, adonde resulta difícil llegar, suelen estar con señales materiales de prácticas ancestrales relacionadas con la “chamanería”, hechicería y pagos a la Madre Tierra. Por lo general los cerros empinados con fama de apus, las cuevas con reputación ancestral, los complejos arqueológicos, los manantiales o las tierras que dieron origen a una tradición, son escogidos por los guías espirituales para sus rituales.
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Es decir que no solo el nevado Huaytapallana es el único punto que escogen los “maestros” para llevar a cabo sus ceremoniales, invocando a fuerzas ocultas capaces de “cumplir” deseos o “reconocer” la gratitud de la gente.
Los lugares que escogen los curanderos, brujos, guías o layas son: pacarina Wariwillka, manantial Pichqa Puquio en Parco, complejos arqueológicos de San Agustín de Cajas y Uchuc Chonta de Chongos Bajo, cerro de Ocopilla, alturas de Pucará donde nació el huaylarsh y cueva de Chuquitambo en Pazos, entre los más conocidos.
En la mayoría de casos, la mesa que sirve de ritual está compuesta de elementos como coca, cigarros, flores, frutas, trastos de arcilla y velas. También incorporan botellas con tragos especiales.
A propósito, en Ocopilla, justamente en el cerro que domina la ciudad, a 3700 metros de altitud, hechiceros dejaron botellas con etiquetas tituladas “Llama plata”, “Llama cliente”, “Llama pareja”. Los desperdicios dejados en una ladera delata el ritual.
Y en la caverna de Chuquitambo, distrito huancavelicano de Pazos, a 8 metros del ingreso, también hay signos de pagos, donde destacan flores y velas rojas.
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Una conexión tan importante como la vida misma
El antropólogo Carlos Cóndor, refiere que se trata de rituales con origen preinca, inherentes al ser humano con gran connotación cultural.
Además, añade que lo que buscan con estos ejercicios es la conexión con la cosmovisión andina, aprovechando la energía circundante.
¿Y por qué en los restos arqueológicos y en las cuevas? Cóndor Ames responde que los maestros buscan “conectarse” con los gentiles. “La energía no es un juego. En estos rituales, incluso, está en juego la vida del ser humano. Por eso, hay que tener mucho cuidado”, refiere.
¿Y las velas? Para el catedrático universitario, esto tiene su correspondencia en el Sol, el astro que está representado en las velas.