El amor de un hijo hacia su madre no tiene límites. Así lo demostró Esperanza, una joven natural del distrito de Pueblo Nuevo (Chincha), que utilizó el disfraz de una perrita para motivar a su progenitora en el día que iba a recibir la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus.
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La historia tuvo origen en el vacunatorio del colegio San Antonio de Padua. El lunes, dos personas hacían su ingreso a este local. Se trataba de una paciente oncológica y por consecuencia con comorbilidad que era acompañada de su hija. Esta última tenía un singular atuendo blanco; el disfraz de un canino para arrancar en cada momento una sonrisa a su madre.
Esperanza siguió los cortos pasos de su progenitora en el momento que recibió la vacuna y en el área de observación. Esta presencia ayudo emocionalmente a la paciente, quien pudo retornar a su casa a la espera de la siguiente dosis y para continuar con su férrea lucha contra el cáncer.
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La joven que participa junto a su madre en esta dura batalla invoca a la población que se vacune. “Vengan a vacunarse porque es muy importante para prevenir gravemente la enfermedad que estamos viviendo hoy en día”, manifestó Esperanza.