En medio de gritos de justicia y conmovedoras escenas de dolor por parte de sus hijas, esposa, padres, familiares y estudiantes, fue sepultado el cuerpo del docente de Educación Física, Rodolfo Antonio Otero Sandoval (53  años), quien fue asesinado de varios disparos la tarde del último miércoles en el exterior de la institución educativa en Pachitea.

A las 11 de la mañana, su cortejo fúnebre fue retirado de su vivienda en la urbanización Las Casuarinas hacia la institución educativa “Parcemón Saldarriaga”, donde el magíster, Rodolfo Otero, enseñó 30 años, donde recibió un sentido homenaje por parte de sus estudiantes, quienes lloran desconsoladamente su repentina y dolorosa partida.

Durante el homenaje, recordaron que fue nombrado en este colegio en el año 1995 y resaltaron que era el maestro alegre, con una sonrisa dibujada en el rostro, muy amiguero, solidario y que su partida deja un profundo vacío en las aulas y en los corazones de sus estudiantes que no solo encontraron en él a un maestro, sino a un guía y ejemplo de vocación y entrega.

“Él es el maestro de educación física a quienes todos los alumnos amaban y como él decía si falta el profe de matemática u otra área los maestros, los estudiantes no reclaman, pero si falta Rodolfo Otero, sí reclaman”, recodaron en el colegio. Recordaron que este año se graduó como magíster y aprobó la prueba nacional del ascenso magisterial.

Posteriormente, a la esposa del docente se le entregó una placa recordatoria, quien junto a sus hijas, solicitó que la futura promoción de alumnos del primer grado de secundaria del colegio “Parcemón Saldarriaga”, lleve su nombre, al igual que la cancha deportiva.

Visiblemente emocionada, la esposa del desaparecido docente narró el amor que sentía este por el emblemático colegio del sector norte de la ciudad, al cual entregó más de 30 años de servicio.

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Su hermano gemelo, Moisés Antonio, recordó que el último viernes, día de su crimen, lo llamó a la 1:15 de la tarde, porque era una fecha muy especial, el cumpleaños de su madre Margarita, estaba alegre y le dijo: ¿Dónde estás hermano? Ya estoy acá en Piura, hermano espérame, salgo del San Gabriel, voy al Parcemón y te doy el alcance, pero nunca llegaste, pero nunca llegaste hermano”, recordó entre lágrimas. Agregó que ayer se levantó temprano y lo primero que hizo fue tocarse su ombligo y le agradeció a Dios porque no le dió un compañero de cuna, sino de vientre, porque estuvo nueve meses en la barriga de su madre.Subrayó que su hermano, Rodolfo, era una persona muy especial y todo un personaje. “Me duele en el alma y en el corazón, pero siento tanto alivio en mi pecho de recibir tantas muestras de cariño, de estima, de madres de familia, padres de familia, familiares, estudiantes, exalumnos, exalumnas. Solamente esto lo ha podido hacer Rodolfo, reunir tanta cantidad de gente y estar feliz”, dijo.

Mencionó que él adoraba al colegio Parcemón. “30 años de haber sacado promociones y promociones y de haber trabajado también en los mejores colegios de Piura, porque eso siempre fue su misión y hasta lo último me dijo: Hermano, no te quedes, hermano, yo te voy a ayudar. Mi hermano estaba en la cúspide de su carrera, habiendo obtenido una maestría en Gestión Pedagógica, que era su sueño, su anhelo. No terminaba el 2025, pero ya se proyectaba con su academia, hermano esto, hermano el otro, tú vas a estar conmigo, hermano te quiero a mi lado. Eso era Rodolfo, él no caminaba, él corría, él corría, y nadie lo podía alcanzar, porque más era el amor y la vocación que tenía a sus estudiantes”, contó.

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