Violencia contra la mujer: cómo detectar el maltrato en una relación adolescente

Un día apareció en la puerta de su negocio de cabinas de internet con un inmenso ramo de flores rojas, junto a un corazón burdamente dibujado. A las amigas de ella les pareció el gesto más romántico. Tardaron varias semanas en enterarse que aquella era la forma de pedirle perdón por el primer jalón de cabello. A Jimena —como la llamaremos para proteger su identidad, no solo le gustó el gesto, sino que se enamoró más aún. Tardó muchos insultos, burlas e intentos de ahorcamiento para darse cuenta que aquello no era amar, y que si no escapaba de esa relación, la única que se jugaba la vida era ella.

Entonces, Jimena tenía 16 años y aquel era su primer amor. Es una de las chicas de las que hablan las estadísticas, que alertan el aumento de los casos de violencia machista en adolescentes. De acuerdo al Programa Nacional para la Prevención y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres e Integrantes del Grupo Familiar (Aurora), del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), solo entre enero y septiembre de este año se han reportado 40,760 casos de violencia contra niños, niñas y adolescentes, de las cuales el 71% corresponden a mujeres (29,274)  y el 28,2% a hombres (11,486).

Además, entre enero y agosto del 2022 se atendieron 7,816 casos de violación sexual, siendo menores de edad un total de 5,392; de esta cifra, un 93.9% eran niñas y adolescentes mujeres. Peor aún, según el Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo en Línea del Minsa, del 1 de enero al 25 de octubre de 2022, hay 1,187 nacimientos a nivel nacional cuyas madres tenían hasta 14 años, entre ellas dos menores de 10 años.

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Estas alarmantes cifras muestran la realidad del Perú en cuanto a la violencia ejercida hacia la niñez y adolescencia. Los casos reportados son solo la parte visible de un problema que queda en su mayor parte silenciado por miedo, por falta de información sobre qué hacer y a quién acudir y, sobre todo, porque la mayoría no reconoce como violencia algunos comportamientos que se han normalizado.

Los expertos de Unicef han constatado con inquietud cómo se banalizan las conductas violentas en el entorno en el que crecen muchos niños, niñas y adolescentes. “Crecen escuchando un discurso que condena la violencia, pero lo que ven y experimentan frecuentemente es el uso de la violencia con distintas finalidades y en los distintos ámbitos en los que transcurren sus vidas”, recogen en su informe Entender para Prevenir.

“El gran problema es que la violencia en el país es cotidiana y, aún peor, está normalizada, es decir, es considerada una práctica válida para corregir, controlar o mostrar poder”.

Informe "Somos libres, Seámoslo siempre", de Minedu, MIMP, Unicef.

Durante las intervenciones, María Sosa, promotora de Prevención y Promoción del Programa Aurora en Piura, invita a las y los adolescentes a reflexionar sobre la violencia de género. Tienen claro que el cariño, la confianza y el respeto son básicos en las parejas saludables, y que la violencia, los insultos, las mentiras, la manipulación y el machismo resultan comportamientos propios de una relación tóxica.

Conocen la teoría, pero en sus certezas empiezan a aparecer grietas cuando se plantea, por ejemplo, el asunto de los celos y del control. Y por esas rendijas de transigencia es por donde empiezan a colarse el sometimiento y el dominio.

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“La violencia de género busca el sometimiento de la otra persona y usa maniobras que tienden a camuflarse en nombre del amor. Lo primero es el control, luego el aislamiento de los amigos, el chantaje, la culpa, los insultos, las amenazas y la violencia física”. Así lo explica María Sosa, quien añade que es importante involucrar a los hombres en el proceso de eliminación de la violencia contra las mujeres e integrantes del grupo familiar.

Con ella coincide Rosa Cornejo, psicóloga del Centro Policlínico de la Universidad de Piura, quien considera que la educación es vital para erradicar la violencia de género. “Hay jóvenes que tienen patrones aprendidos desde la infancia. Hay cosas implícitas y hasta normalizadas por los padres, por eso, el cambio debe empezar por ellos, para evitar personas machistas a futuro”, explica.

El móvil y las redes sociales se convierten en elementos de fiscalización continua

Los especialistas advierten que todo comienza por un ideal, el romanticismo que engloba un sinfín de mitos para justificar lo injustificable: la media naranja, el amor que todo lo puede y todo lo perdona, la renuncia y la entrega, los polos opuestos se atraen, la prueba del amor.

“En los últimos años vemos películas y series que promueven ese ideal de pasión-sufrimiento, de celos como muestra de amor, y de este como mecanismo para cambiar a la otra persona”, advierte Cornejo Briceño.

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Películas, libros y canciones idealizan el amor-sufrimiento

Lo mismo ocurre con los libros y las letras de tantas canciones (esas que dicen “sin ti no soy nada” o “prefiero morir a tu lado a vivir sin ti”). “Durante la adolescencia, en la etapa de enamoramiento, se observan situaciones como que ‘Tú eres mi propiedad’, ‘Yo puedo hacer contigo lo que quiero’, un tipo de maltrato pasivo, que es el que no pega, pero sí manipula, y causa daño, sobre todo en la autoestima”, reivindica la psicóloga, que subraya la necesidad de revisar los mandatos de género, de despojarnos de estereotipos.

Los cuentos clásicos como Cenicienta o Blancanieves no narran lo que sucede durante la convivencia y fueron escritos —advierte la especialista— con el mensaje que la mujer tiene que ser pasiva y perdonarlo todo a cambio del amor del príncipe azul. Las novelas —agrega— también contribuyen a la violencia de género bajo el lema de ‘No puedo vivir sin ti’. Esos mensajes que dicen que las chicas deben ser educadas bajo la dependencia y el cuidado, y ellos en la fuerza, el poder y la valentía.

Los casos de violencia psicológica son imperceptibles pues, muchas veces, es normalizada, y afecta la salud mental de la víctima. Por ello, es importante promover que las mujeres no guarden silencio, alerta la psicóloga.

“Muchas veces los chicos no hablan pero sí expresan de manera conductual si está sufriendo una relación tóxica, comienzan a sentirse menos, se aíslan, tiene sentimiento de inutilidad, les da vergüenza salir, cambian su manera de vestir, el rendimiento académico es un indicador para los padres de familia”, recomienda la especialista.

Violencia en escuelas

De acuerdo a las estadísticas del portal Siseve, entre el 15 de septiembre del 2013 al 30 de septiembre del 2022, a nivel nacional se han registrado 48,147 casos de violencia escolar, afectando más a mujeres (51%) que a varones (49%).

Por eso, si eres víctima de cualquier tipo de violencia en la escuela, puedes ingresar a www.siseve.pe y reportar tu caso. Se trata de un servicio gratuito que funciona a nivel nacional para reportar hechos de violencia escolar, como bullying y casos de violencia sexual entre escolares. Debes tener en cuenta que no tienes ninguna culpa en esta situación y que el reporte es totalmente confidencial.

También existe la línea telefónica gratuita 0800-76-888 y el número de WhatsApp 991-410-000 que funciona de lunes a viernes, de 8:00 de la mañana a 8:00 de la noche.

En esta plataforma telefónica se podrá conversar con especialistas de convivencia escolar, quienes darán orientaciones para atender el caso. También está disponible la Línea 100, servicio telefónico gratuito a nivel nacional especializado en brindar información, orientación y soporte a las víctimas de violencia o maltrato. Se puede acceder marcando el 100 desde cualquier teléfono fijo, público o celular durante las 24 horas del día.

Señales de alerta para padres

• No sale con sus amigos habituales.
• Se aísla cada vez más, no tiene ganas de salir o de hacer cosas que antes le gustaban.
• Recibe llamadas o mensajes telefónicos que condicionan su estado anímico.
• Cambios de humor constantes (más agudos que los propios de la adolescencia).
• Cambios en su manera de vestir.
• Manifiesta temor o miedo físico.
• Acepta comentarios degradantes y humillantes.
• Se siente torpe.

Señales de alerta de violencia en el noviazgo

También debemos de tener cuidado con las manifestaciones que se dan durante el noviazgo, como los celos, el lenguaje hiriente de la pareja, el daño físico, tocamientos sin consentimiento, abuso sexual, agresividad verbal, humillación, comparaciones con otras personas, hasta el control de la ropa que usa o cómo luce.

“Si tu pareja intenta controlar tus amistades y actividades o aislarte de tus amigos o amigas, amenaza con terminar la relación si no haces lo que quiere, tiene expresiones posesivas como ‘tú eres mía’’, te genera de miedo, es fundamental que pidas ayuda”, recomienda la psicóloga Rosa Cornejo.

Los primeros síntomas:

• Ha intentado aislarte de tus amigos. No le gustan y se molesta si hablas con ellos.
• No quiere que vayas a ninguna parte sin él.
• Intenta saber quién te llama y vigila tu teléfono y tus contactos en las redes sociales.
• Controla tu manera de vestir, de maquillarte, de moverte, de comportarte.
• Se burla de ti, te ridiculiza, te hace sentir que no vales nada.
• Te acusa de coquetear con otros. Desconfía de lo que dices y lo comprueba.
• Alguna vez se enfada tanto y se pone tan nervioso contigo que sientes miedo.
• Te ha pegado o empujado alguna vez.
• Pone en duda tus sentimientos por él si no accedes a sus deseos.
• Te provoca sentimientos de lástima o amenaza con suicidarse si le dejas.
• Promete cambios que no cumple.
• Ha difundido mensajes, insultos o imágenes tuyas por internet o móvil sin tu permiso.
  

Los especialistas coinciden en que las acciones de prevención de la violencia deben empezar desde la niñez, inculcando valores y el respeto hacia la mujer y que, cuando alguien ejerce violencia contra las mujeres, es importante que los responsables sean denunciados y que el Estado garantice la integridad de las víctimas que dan este paso.

Si eres víctima de violencia o conoces a una mujer que lo es, es importante que estés informada sobre tus derechos y los espacios que el Estado y otras instituciones ponen a tu disposición para denunciar y que los responsables de ejercer violencia física, psicológica o sexual sean sancionados.