El experimentado Roberto Moll admite estar contento porque después de algunos años volvió a la televisión peruana, metiéndose bajo la piel del español José Carratalá en ‘Los otros libertadores’. “Este ‘rentrée’ (regreso a la actividad) es muy lindo y nada menos que con un personaje muy fuerte, que me exigió mucho investigar en la historia de este hombre: su psicología interior, sus motivaciones, y descubrí que era un militar de profesión pero muy sangriento y muy sádico”, sostiene el actor.
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El comandante Carratalá fue un militar del ejército realista que llegó al Virreinato del Perú para evitar que se continuara la gesta independentista, la cual finalmente sucedió.
Lo mandaron de España hasta Huamanga (Ayacucho) en 1824, la región más fuerte de las peleas por la independencia. Este hombre arrasó con Huamanga y después descubrió que a los pueblos adonde iba a matar e incendiar, la gente se iba antes que llegara él y sus huestes, descubrió entonces que alguien les estaba avisando.
Era María Parado de Bellido, el personaje que interpreta Magaly Solier en esta serie.
La empleada que habían contratado para la limpieza de su oficina escuchaba las conversaciones y les avisaba, hasta que la mete presa. Tengo que agradecer mucho a nuestra primera actriz de cine internacional, porque hemos tenido escenas muy fuertes y muy bien trabajadas.
¿Cómo fue la experiencia de volver a trabajar con el director colombiano Agustín Restrepo, con quien ya trabajó hace 11 años en el remake de “El Clon”, que produjo RTI para Telemundo?
Es gente maravillosa que hace un nivel de televisión internacional, junto con el productor Andrés Santa María y el gerente de contenidos de Latina TV Luis Guillermo Camacho, hacen cosas muy grandes a nivel internacional. Ahora en Lima nos han dado la oportunidad de internacionalizarnos, de poder mostrar nuestros talentos.
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¿Esta es la “semilla” para dinamizar la industria de la televisión peruana?
Sí. Yo me acuerdo que hace muchos años atrás, casi 20, hacía grandes producciones aquí. En las últimas dos décadas todo se ha malogrado en el Perú, no solamente la televisión, algo pasó en estos últimos 20 años que no hemos ido creciendo realmente en nada.
¿Y del teatro peruano qué reflexión tiene?
El teatro peruano felizmente siempre está en buenas manos. Mi crítica era por las producciones audiovisuales, porque antes nosotros exportábamos nuestras producciones, ahora ya no, aunque se hacen muchas cosas acá generalmente no tienen el nivel de calidad para exportación. Talento hay mucho, solo es una cuestión administrativa, de que los empresarios pongan el dinero e inviertan.
Hacer productos de calidad audiovisual cuesta mucho dinero…
Por eso hay que convencer a las directivas de los diferentes canales que pongan el dinero en la mesa, porque eso se les va a revertir en ganancias. Las plataformas digitales son el presente y el futuro y los canales tienen que entender que ahora les toca producir para esas plataformas, si quieren primero las sueltan en el mercado peruano y después las venden al exterior.
¿Hay personajes como el comandante Carratalá que exigen de un actor de gran envergadura?
El capítulo exige mucho al intérprete: un rigor, una disciplina y una concentración que solo se pone en el cine. El trabajo del actor de este personaje es muy interior.