Salir del circuito gastronómico de moda en Miraflores y San Isidro permite descubrir en los barrios limeños de toda la vida algunos secretos bien guardados, rincones con encanto y mucho sabor que permanecen lejos de las redes sociales pero que valen la pena descubrir y visitar. En la esquina de Ignacio Merino y De la Torre Ugarte, en Lince, con esa atmósfera de barrio que se cuela en un local bien puesto de asientos de cuero y mesitas de madera, Spadavecchia se abre paso.

No es común que los consumidores de gastronomía pasen por la puerta de un lugar que no conocen y se atrevan a entrar. Pero es así como se descubren espacios que sorprenden. Luego ese dato se comparte entre familia, amigos y colegas, y se construye el famoso ¨boca a boca¨o el ¨compartir en redes¨ de hoy, que termina poniendo en el radar el lugar. Son más de cuarenta años los que Spadavecchia viene atendiendo a los comensales del distrito de Lince, primero en Risso, ahora en Ignacio Merino. Son pizzas y pastas hechas íntegramente en casa y sabores que han pasado de generación en generación pero que algunos ya han olvidado y muchos nuevos en el barrio aún no han llegado a conocer. Es un local que se resiste al paso del tiempo y recibe a vecinos y trabajadores de la zona con el corazón abierto, donde las pizzas de estilo argentino con masa gruesa y abundante queso son las estrellas, así como las pastas artesanales elaboradas en casa.

Al mando de la cocina está Pedro Gutierrez, que junto a Juan Carlos Bernardi hijo, propietario del local, han dado un aire nuevo y fresco a la carta, manteniendo la sazón y los sabores de siempre. De su cocina salen platos confortables, sabrosos y bien preparados, los de toda la vida. Están las pastas: ravioles caseros rellenos de ossobuco o carne y salame, capelettis rellenos de pollo, ricotta y parmesano, suaves panzottis de espinaca, ricotta, jamón y parmesano. Siempre al dente perfecto, y ¡cuánto se agradece el buen punto de la pasta! Las salsas son generosas y para todos los gustos: de carne, a lo alfredo, rosada, huancaina, amatriciana, cacio e pepe o pesto genovés, entre muchas otras. Las novedades de la casa llegan con unas crujientes y bien servidas empanadas argentinas rellenas de lomo saltado, ossobuco, langostinos al ajillo o funghi. Las milanesas son de las buenas, esas que tanto gustan, gruesas, crocantes y contundentes. Se sirven de pollo o carne y vienen clásica, napolitana, a caballo (con salsa de carne, jamón, mozzarella, dos huevos fritos y cebolla caramelizada), parrillera, entre otras. Las pizzas de la casa se eligen entre masa gruesa o delgada. Pida la Margherita que se sirve como si fuera una bruschetta, ¡deliciosa! Las especiales incluyen sabores como la Osso, con salsa de Ossobuco, Meat Lover, o la Spadavecchia con champiñones, jamón, tocino, huevos, salame, aceitunas y pimiento. Generosas y perfectas para compartir en familia. Los platos especiales son contundentes. Probamos el Ossobuco al vino con fettuccine alla crema, se deshace con solo tocar el tenedor. El asado de tira al vino con puré de papa amarilla es cremoso y perfecto para los paladares golosos que aman mezclar los jugos de la carne con el buen puré, como yo. Los fettuccini en salsa al funghi con lomo fino salteado al wok, es un plato jugoso y muy sabroso. Deje espacio para el postre, que la torta de chocolate es un manjar, así como el tres leches.

Spadavecchia es sin duda el plan perfecto para aquellos que buscan comer rico, confortable y abundante, pagar un precio razonable, que hoy en día tanto se agradece, y escaparse por un rato con la familia y amigos a disfrutar de una buena mesa para compartir.