A casi cuatro años de abrir sus puertas, la propuesta de Siete es sólida y el ambiente y la atención completan la visita.
A casi cuatro años de abrir sus puertas, la propuesta de Siete es sólida y el ambiente y la atención completan la visita.

Siete, el restaurante del chef Ricardo Martins va a cumplir cuatro años desde que abrió sus puertas. Ubicado en una de las casonas antiguas del Jiron Domeyer, en Barranco; el espacio mantiene la fachada original de esta hermosa casona de 1905, considerada patrimonio histórico.

Ha sido rediseñada por dentro con materiales de adobe expuesto, y acabados en madera y mármol, logrando un ambiente cálido, con un diseño minimalista, donde la música (en vivo o en vinilo) que tanto le gusta al cocinero tiene un protagonismo especial. Martins es cocinero, antropólogo y músico.

Trabajó con Virgilio Martiez en Senzo, Cusco; y luego con Rafael Osterling en Rafael, para años después liderar la cocina de Félix Brasserie.

Siete es su casa, ese lugar que lo hace feliz y donde nos muestra esa simplicidad y estilo que tiene su cocina, donde el producto es la estrella y él lo trabaja con respeto y astucia. Casi cuatro años después de abrir sus puertas, la propuesta de Siete es sólida y el ambiente y la atención completan la visita.

Pasemos a la carta. Comenzamos la experiencia con una divertida carta de cócteles que Ángel Solorzano ha desarrollado para el local. El Negroni 7 es de mis favoritos y el Capitán se prepara con pisco Huamani Torontel, Jerez Tío Pepe, Vermouth Rosso y Orange bitter. Denle una mirada a la carta porque estamos seguros que los cócteles les van a gustar. En el caso de la comida, la carta se divide entre crudos, vegetales, fondos, entradas, pastas y postres. Hay platos que ya son clásicos de la casa y por más que el chef haya tratado de cambiarlos los comensales los piden una y otra vez, tal es el caso de la pasta al pomodoro, la tarta de queso (una de las mejores de Lima, por no decir la mejor) o la ensalada de kale y pecorino, entre otros. Nuestra visita empezó con unas conchas de paracas en aguachile y aji amarillo, frescas y con el toque ahumado y dulce del ají, muy buenas. Las almejas se sirven acevichadas con chimichurri de ají limo. El collarín de pesca del día, en nuestro caso charela, se prepara a la Meuniére, perfecta para acompañar con un buen pan para remojar en la salsa. Una mención especial a los vegetales, especialmente a la ensalada de zanahorias ahumadas, harissa de ají limo, ajonjolí y queso feta. Los camarones se sirven sobre una cama de pepián de choclo que gustó mucho. Cerramos la tarde con un tomahawk de cerdo cocido al punto perfecto. Si es amante de la casquería como muchos en mi mesa, pregunte por los callos de la casa que son un manjar. Hay que guardar siempre espacio para el postre, aparte de la tarta de queso que es un postre obligado, pruebe la tarta de pecanas y pimienta; o el alfajor de lúcuma. Siete es ese lugar agradable a donde uno siempre quiere regresar. Una cocina notable y creativa, excelente producto, y un gran ambiente. Un paseo gastronómico que bien vale la pena.

Siete Restaurante

Jr. Domeyer 260 Barranco

T. 966320855

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