Desde que asumió sus funciones, en un gobierno que ya está cerca de cumplir siete meses de gestión, el ministro de Educación en varias ocasiones se ha referido a la situación grave de la infraestructura educativa afirmando que se necesitan más de 100 mil millones de soles para afrontarla. Esto no es nuevo, se conoce hace varios años. Es necesario reconstruir el 40% de locales escolares y realizar mantenimiento correctivo de más de 53 mil locales escolares.

A comienzos de la década de 1990 se creó el INFES, como organismo para resolver los problemas de infraestructura en salud y educación, pero lamentablemente no funcionó como se esperaba. En el periodo 2008-2011 se activó con fuerza la OINFE (Oficina de Infraestructura Educativa del Minedu) para la implementación, entre otros, del programa de “remodelación de colegios emblemáticos” (meta inicial de 100 colegios) y, por primera vez, el Programa de Mantenimiento Preventivo, que en líneas generales funcionaron aceptablemente.

Durante la gestión del ministro Saavedra, quien estaba preocupado porque la brecha de infraestructura educativa aumentaba, creó en el 2014 el PRONIED (Programa Nacional de Infraestructura Educativa), cuyo presupuesto se incrementó durante varios años. Dicho programa ha tenido y tiene un desempeño ineficiente. Una evidencia, por ejemplo, es que hay construcciones de colegios que desde hace muchos años aún no se concluyen (ejemplo: Gran Unidad Escolar Carlos A. Salaverry de Sullana).

Una vez que alcancemos el desafío del regreso seguro a las clases escolares presenciales y semipresenciales el Gobierno y el Minedu, con asignación presupuestaria del Ministerio de Economía, deberían hacer lo que venimos reclamando hace un buen tiempo: i) Declarar en emergencia la infraestructura educativa mínimo por cinco años y ii) Reorganizar el PRONIED y darle facultades extraordinarias para avanzar con eficacia en la solución de este problema crónico. No es tiempo del decir, es tiempo del hacer.