La Plaza de Armas de Trujillo, declarada Patrimonio Cultural de la Nación el 28 de diciembre de 1972, se ha convertido en una feria en donde impera el caos. Este imponente lugar, desde donde se proclamó la Independencia de Trujillo en diciembre de 1820, está sitiada por enormes figuras de animales, puestos de comida al paso y vendedores ambulantes, pese a que existen normas municipales que prohíben estas actividades en esa zona monumental.
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El caso
El alcalde de esta ciudad, Arturo Fernández Bazán, dispuso que desde la noche del viernes último se coloque en la plaza mayor, frente al municipio provincial, la escultura de un tiburón elaborado con fibra de vidrio.
Esta polémica figura iba a ser instalada, en un primer momento, en el parque Alipio Ponce, de la urbanización El Recreo, en donde se rinde homenaje al héroe de la Policía Nacional del Perú. Sin embargo, vecinos se opusieron y lograron retirar a este pez gigante luego de enfrentarse a trabajadores ediles.
Sin embargo, el mismo burgomaestre encabezó el traslado de la escultura a la Plaza de Armas de Trujillo y aseguró que se quedará ahí hasta hoy. El lunes será llevada a un espacio en la urbanización El Bosque, pero podría regresar nuevamente a la zona monumental ya que, según dijo Fernández, la imagen será trasladada a diversas partes.
Incluso, al ser consultado si colocará más figuras de este tipo en la plaza mayor, la autoridad edil dijo “claro que sí”. “Muchas más, ya en 15 o 20 días más, y todas (las compras) con orden de servicio para taparle la boca a estos delincuentes (califica así a quienes se oponen a la instalación de esta escultura)”, indicó.
Pero la instalación del tiburón no es la única medida dictada por el alcalde. También dispuso el cierre del perímetro de la plaza los fines de semana.
“La finalidad es que los niños y sus padres transiten sin temor a los carros. Vamos a poner algunos quioscos y actividades culturales artísticas”, indicó Arturo Fernández a RPP Trujillo.
En efecto, en el entorno del Patrimonio Cultural de la Nación, desde ayer, se instalaron dos figuras enormes de patos, quioscos de comidas al paso, de expendio de bebidas y de información. Además, vendedores ambulantes se trasladaron a ese lugar para expender todo tipo de productos, aprovechando que varias personas se fotografiaban con las imágenes instaladas en ese lugar.
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Acciones
Ante esta realidad, el jefe de la Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad, David Calderón de los Ríos, lamentó lo que está pasando en la Plaza de Armas de Trujillo y anunció que mañana ingresará al municipio un documento pidiendo que no se repitan estos hechos. También dijo que solicitará a la Fiscalía de Prevención del Delito que revise este caso, pues el daño a los monumentos está penado.
“Nosotros ya hemos tomado fotografías y el lunes estamos levantando un acta y estamos invitando a la Policía de Turismo y a la fiscal de turno. Se tienen que evaluar posibles daños, hemos visto que ha instalado unos postes pequeños de luces y no ha pedido permiso para nada al Ministerio Cultura. Él cree que puede hacer huecos en donde le da la gana en la plaza de armas y no es así”, indicó.
Calderón también consideró que con estas acciones el alcalde solo busca “llamar la atención y crear enfrentamientos entre la población”.
“Ahora amenaza con cerrar sábados y domingos la plaza para que la gente vaya y venda, lo quiere convertir en un campo ferial. Su objetivo es generar enfrentamientos porque él sabe que ya es un cadáver político y busca el show porque sabe que ya se va en unas semanas”, acotó.
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En la mira
De llegar a prosperar esta nueva denuncia, sería la tercera investigación que le haría el Ministerio Público por posibles afectaciones a la zona monumental. En su momento, la Dirección de Cultura lo denunció por pintar el Palacio Municipal de Trujillo sin autorización, y de un color que no le correspondía, según ordenanza edil 028-2009. Después, fue querellado por cambiar el color de los postes ornamentales de fierro y farolas de la plaza de Armas de Trujillo. Estos trabajos tampoco tenían autorización.
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