El Estado reconoce el derecho de toda persona a acceder de forma progresiva y universal al agua potable, y garantiza este derecho priorizando el consumo humano sobre otros usos. Sin embargo, este derecho no se cumple en cientos de pueblos jóvenes asentados en las periferias de Arequipa donde viven miles de familias.
La presidenta de la asociación Mujeres con Esperanza, Judith OrtIz, señaló que desde el 2011 realiza las gestiones ante Seal y Sedapar para contar con servicios básicos a domicilio, pero a la fecha aún no hay respuesta y la única manera de hacerlo es a través de piletas públicas y alumbrado colectivo.
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Respecto a las conexiones de agua, responsabilizó al exalcalde de Cayma, Harberth Zúñiga, por retirar a su asociación del proyecto de instalación de servicios del reservorio N45. “El alcalde nos retiró del programa por diferencias políticas, pues no lo apoyábamos en lo que pedía”, añadió.
Otra asociación que en plena era de la tecnología se alumbra con velas, es la asociación de vivienda Los Jazmines. En el asentamiento viven más de 200 familias que esperan que haya sol para recargar sus paneles solares que solo les sirve para cargar sus teléfonos.
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La presidenta de la olla común, Grecia Gutiérrez, indicó que no tienen constancia de posesión, lo cual les dificulta realizar los trámites ante Seal. Respecto al agua, señaló que se abastecen con 13 tancadas a la semana y cada familia de cinco integrantes recibe 30 baldes con el líquido elemento. “La preocupación es por el retorno a las clases presenciales”, finalizó.