Luis Rodríguez Inga agradece a Dios por permitirle vivir tras la explosión que destruyó su vehículo. Ahora lo que le preocupa es no tener dinero para que su hijo que padece leucemia reciba atención especializada en Lima.
Luis Rodríguez Inga agradece a Dios por permitirle vivir tras la explosión que destruyó su vehículo. Ahora lo que le preocupa es no tener dinero para que su hijo que padece leucemia reciba atención especializada en Lima.

A pesar del horrendo episodio que le tocó vivir durante el atentado criminal al local del , situado en el cruce de las avenidas Daniel Alcides Carrión y Jesús de Nazareth, el taxista no tiene sed de venganza ni abriga rencor contra las personas que le hicieron experimentar esta terrible situación.

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El hombre del volante sostiene que sobrevivió a ese acto delincuencial porque Dios tiene un plan para él y ese propósito es seguir trabajando, para velar por el bienestar de su esposa y sus dos menores hijos. “Si alguien tiene que pagar por lo sucedido, será, primero, la justicia terrenal, y luego la divina, las que se lo cobrarán”, sostiene.

Un milagro

Aunque todavía está convaleciente y el dolor de cabeza lo aqueja constantemente, la mañana de ayer, Luis Rodríguez aceptó recibirnos en su humilde vivienda, ubicada en la manzana J del barrio 6B, en el distrito de Alto Trujillo.

Al preguntarle qué era lo que recordaba de esa madrugada del 20 de enero, cuando regresaba de realizar un servicio de taxi y la onda expansiva del estallido de una carga de dinamita lo envolvió por completo, Luis Rodríguez lo resumió de esta manera: “Para mí esto es un milagro y siento que he vuelto a nacer”, enfatizó.

“Yo regresaba de dejar un cliente y me detuve frente a un semáforo. Cuando esperaba que cambiara la luz para avanzar, escuché la potente explosión. No me desmayé, no perdí el conocimiento. Salí del carro y sentí que me dolía la cabeza y al tocarme noté que estaba sangrando. Luego giré y vi el auto destrozado”, narró.

En efecto, su herramienta de trabajo quedó destruida. “De milagro estoy vivo. Al ver el carro así, tal como quedó, todos pensaban que estaba muerto; incluso, he leído noticias que aseguraban que yo había muerto, pero gracias a Dios estoy vivo y recibiendo el apoyo de muchas personas”, manifestó.

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Preocupado

El taxista dijo que sus fuerzas están centradas en tratar de recuperarse lo más pronto posible.

La preocupación que le embarga es que ha dejado de trabajar junto cuando necesita de más recursos para atender a su familia, sobre todo a su primer hijo, que padece leucemia.

“Yo quiero seguir sosteniendo mi hogar. Necesito seguir trabajando en el taxi. Es lo que he hecho siempre y lo voy a seguir haciendo”, aseguró.

Luis Rodríguez indica que más que su propia recuperación, actualmente la prioridad la tiene su hijo, quien sufre de una grave enfermedad y necesita viajar mensualmente a Lima para que reciba tratamiento especializado. “Precisamente, por ese motivo yo trabajaba hasta de madrugada, para poder reunir dinero para los pasajes que necesitan mi esposa y mi hijo”, añadió.

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Justicia

Luis Rodríguez señaló que no tiene nada que decirles a los delincuentes que perpetraron el atentado en el local de la Fiscalía. “A esas personas, no sé ni qué decirles. La verdad que estamos cada vez peor, pues todos los días se escucha esto de las bombas. Solo espero que la justicia haga su trabajo y ponga mano dura, para que todo esto ya no siga más”, acotó.

Mientras conversábamos con el joven taxista, una ambulancia llegó a su inmueble con un médico y enfermeros. Tras examinarlo, dijeron que se encontraba en franca recuperación. Sus chequeos los realizará en el Hospital Belén de Trujillo.

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