Las adversidades que los peruanos hemos vivido los últimos años hecho aflorar el lado más creativo de muchos. La cocina ha sido refugio de varios y a pesar de la pandemia, crisis política, inestabilidad e inseguridad, el empuje de los fogones en esta parte del mundo no se ha detenido ni un momento. Son varios los conceptos que a pesar de todo lo antes mencionado se han abierto en nuestro país, y han funcionado con creces. El aficionado de a pie sigue saliendo en búsqueda de locales nuevos y con aires contemporáneos, prueba nuevas tabernas, cevicherías y espacios criollos de buena sazón.

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Así comenzaron Angie Márquez y Paola Figueroa. Ambas socias abrieron La Capitana, primero en un pequeño y simpático espacio en Pueblo Libre que atrajo a muchos, un establecimiento de apenas cincuenta metros cuadrados que supo ganarse el corazón de los vecinos del barrio, y que durante el fin de semana atraía al vecino remoto que se congregaba en la puerta sin importar el tiempo de espera para ser atendido.

A pocos meses de abrir sus puertas, se presentó la oportunidad de mudarse a un local más atractivo en Surquillo y Angie y Paola no dudaron un segundo y comenzaron la mudanza a uno de los locales con más encanto que hay hoy en la zona.

En este espacio siguen manteniendo la fórmula que atrajo al público desde un primer momento: producto de muy buena calidad, platos muy bien ejecutados y un toque de sofisticación. Angie ha trabajado por muchos años junto a Rafael Osterling y eso se nota en su puesta en escena y buen gusto. Si hay algo que tiene La Capitana es estilo y su propuesta ofrece una carta más cuidada que el promedio de establecimiento de ticket parecido, siempre con mucho barrio y sazón.

Salsa de los 60 y 70 suena en un tocadiscos original, los vinilos por todas partes se mantienen desde el primer local, y el ritmo en la cocina se vuelve contagioso. La amplia barra de la entrada sirve cócteles y cervezas al compás de la música y los ceviches, causas y crudos salen uno tras otro. En los fogones se encuentran David Insandara y Mari Salazar. Juntos elaboraron una carta bastante completa, donde se busca satisfacer casi cualquier antojo posible: almejas a la chalaca, contundente causa acriollada con dados de bonito o un ceviche apaltado con pesca del día, alcaparras y patacones crujientes por mencionar algunos. Los fondos incluyen, entre otros, dos versiones de arroz con mariscos (uno norteño y otro más caldoso), chaufas, contundentes tacu tacus, jaleas con fritura muy bien lograda, una poderosa parihuela que encantó en mesa y un seco de frejoles que volveremos a probar. Hay dos cosas que funcionan muy bien en este lugar: el tamaño de las porciones y la comodidad de los precios.

Hace unas semanas La Capitana celebró su primer aniversario en Surquillo por todo lo alto. Invitó a Rafael Osterling, Rodrigo Alzamora y Ángel Solorzano, amigos y compañeros de Angie, a un almuerzo único donde se sirvieron los clásicos del local acompañados de platos elaborados por Osterling y Alzamora para la ocasión y los cócteles de Solorzano para acompañar la experiencia.

Escabeche altamar, de atún, pallar y huevo achicharrado. Los Garbanzo Barceloní, con atún, calamar y chorizo ibérico o un asado norteño de lengua, con pallar verde, ají norteño y arroz arvejado son algunos de los platos pudimos probar ese día que acabó en una sabrosa fiesta.

El nombre La Capitana nace como homenaje a todas las mujeres que comandan cocinas en millones de hogares en nuestro país. Todo el staff es femenino, salvo David en la cocina encargado de los fríos. Atienden de miércoles a lunes de 12.30pm a 5pm y si aún no han podido darse una vuelta recomendamos hacerlo cuanto antes. Reserven que se llena.

La Capitana

Calle Santa Rosa 545 - Surquillo

@la_capitana_surquillo

Reservas: +51956236402

Martes Cerrado

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